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Los medios de comunicación y la televisión, en particular, tiene una habilidad insospechada para enseñar.  Y enseñan.  Para bien y para mal.

 

Evite la TV en menores de 2 años de edad. Hoy conversaba con unos padres cuya niña tiene solo 15 meses de edad.  Entre ellos había divergencias relativas con respecto a utilizar la TV como una «nana electrónica».  Les dije que los niños prefieren el contacto humano tridimensional, no la imagen bidimensional que le ofrecen los diferentes medios con pantallas.  Que los niños aprenden mucho más y mejor de la relación que establecen con sus padres que con Minnie o Mickey, o quién sabe quién.  En algún momento fui duro: «porque las cómicas sean de Minnie y Mickey no quiere decir que los mensajes sean inocuos; hay que sentarse a ver a Minnie y Mickey con los niños más grandes, cuando sea el momento, porque la industria no me garantiza que los mensajes que se den sean apropiados».

Una 1/2 dozena de estudios, al día de hoy, han encontrado retraso del lenguaje en niños menores de 2 años expuestos con frecuencia a programas de TV o de videos.

 

Limite el entretenimiento con juegos o programas de pantalla a 2 horas por día.  En EEUU se ha calculado que niños y adolescentes le dedican 7 horas diarias a la TV y otros medios visuales; 4 horas diarias a la TV.  Es el pasatiempo o placer por preferencia entre muchos norteamericanos.

Escoja cuidadosamente los programas a ver. Los programas de TV para adolescentes tienen más contenido sexual que los programas para adultos y, sin embargo, menos de un 10% discuten los riesgos y las responsabilidades de la actividad sexual.  En la ausencia de una educación de la sexualidad integral y efectiva en las casas y las escuelas, el cine y la TV son los educadores sexuales por excelencia de nuestros hijos.  El inicio del coito sexual está muy ligado a la exposición de contenido sexual a edades tempranas y frente a una ausencia grave de educación en valores y sexualidad.  Más de 20 billones de dólares se gastan en los EEUU promoviendo en los medios drogas legales: $13 billones para cigarrillos; $5 billones para alcohol; $4 billones en drogas con prescripción médica. La TV no solo promueve el comportamiento agresivo sino que desensibiliza contra la violencia, contra los crímenes en las calles, contra las guerras, contra las salvajes e inhumanas actuaciones del terrorismo, contra el robo y el asalto de grandes empresas delictivas y, como si fuera poco, justifica la violencia.  Igualmente es conocido el impacto de los medios en la promoción de imágenes no saludables del cuerpo.  Los cuerpos de hilo y desnutridos en las niñas, los músculos hipertrofiados con hierro y hormonas en los varones.  Esa exhibición televisiva debe prohibirse.

Mire los programas con sus hijos y discútalos con ellos.  Porque un programa sea «para niños» o en «la hora de los niños», nadie le garantiza que su contenido no sea nocivo para una salud apropiada.  Lo digo a menudo a los padres de mis pacientes: «porque la medicina viene en un gotero no significa que se le puede dar a un niño».  Pero igual conducta con los programas que ven sus hijos mayores.  El impacto de la TV en el comportamiento irresponsable, abusivo y agresivo ha sido bien analizado, no se cuestiona. Sexo, drogas, obesidad, fracasos escolares, rofeo, trastornos de la alimentación, problemas de la atención como el ADD y el ADHD, todos están a diario en las pantallas de TV y cine «enseñando» estilos de vida detestables.

Cree un ambiente libre de aparatos electrónicos en el cuarto de los niños.  No cometa el error de usar la TV como «una nana electrónica», como «un inductor del sueño», como «un tente acá o tenme allá».  El cuarto de los niños es para descansar, no para entretenimiento.  Ni siquiera para hacer las tareas. Este consejo, naturalmente, no puede darse en una casa de una sola habitación con hacinamiento y pérdida de la intimidad, como muchas de la gente más pobre entre los pobres. Allí, aunque haya un televisor, la génesis del fracaso escolar y social tiene raíces de una injusticia imperdonable y no es el motivo de este escrito.  

Enfatice actividades alternativas.  El tiempo para los deportes de campo abierto o para las actividades de grupo con los vecinos o los compañeros de escuela o la familia, lo sustrae peligrosamente el tiempo innecesario de TV, de tabletas, de teléfonos.  Y esa combinación de vida sedentaria y nada de actividad física es generadora incuestionable de obesidad y enfermedad.  Unas 10,000 propagandas de alimentos chatarra o de comida rápida ve el consumidor joven norteamericano en los EEUU.  Yo conceptúo que la libertad de escoger es un derecho individual, pero solamente lo es en la medida que la persona está bien informada y que no se induce con propaganda de hábitos y costumbres dañinas.  

 

Ahora, levante al niño del sofá o de la cama frente al TV, quítele el iPad o el iPhone, cárguelo, mímelo, convérsele, dígale cuánto lo quiere, edúquelo con amor.