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Las autoridades de salud han alertado de un brote de meningitis viral.  Con todo respeto, me parece una noticia que no conduce a nada sino a producir pánico.  Pero no es el Ministerio el que induce el pánico sino la forma cómo se da la noticia, como los medios «informan» o «desinforman».  

Meningitis virales hay todo el tiempo, quizás se diagnostican menos frecuentemente de lo que afectan a la comunidad pediátrica.  ¿Por qué?  Porque sus síntomas no tienen especificidad, porque sus síntomas los pueden dar muchas enfermedades virales, tanto respiratorias como gastrointestinales.  Porque no a todo niño con estos señas se le hace una punción lumbar (colocar una aguja entre los espacios de las vértebras inferiores o lumbo sacras, para obtener líquido céfalo raquídeo, que viene del cerebro), que es la única forma objetiva e inobjetable de hacer el diagnóstico.  Además, muy pero muy rara vez, una meningitis de origen viral deja secuelas en quien la ha padecido.

Muchos diagnósticos de meningitis se sospechan y se confirman o desechan con la punción lumbar.  No pocos casos de meningitis viral no se confirman o pasan desapercibidos por no hacer la punción lumbar.  No es mandatorio hacerle punción lumbar a todo niño con estos síntomas y un pediatra con preparación e índice de sospecha toma la decisión de hacer una cosa u otra. Lo cierto es que meningitis virales pueden quedarse en la casa y nunca ser evaluadas por un médico, por decisión de los padres y una sintomatología no alarmante en el niño.  Otras sencillamente se manejan ambulatoriamente con medidas generales de reposo, buena hidratación y antitérmicos, porque clínicamente no sugieren gravedad o importancia.  Y, otros pacientes con meningitis viral, son incluso admitidos a un hospital para observación y tratamiento de apoyo o soporte.  No requieren del uso de antibióticos.

Un brote significa que hay un número superior al que usualmente se ve en la comunidad.  Por ejemplo, si semanalmente vemos 2 casos de meningitis viral, cuando vemos, digamos, 10 casos semanalmente, estamos ante un brote.  Eventualmente podemos colegir si se trata de una epidemia.

Lo más probable, y hablo sin tener información específica del Ministerio de Salud o del Hospital del Niño, los casos a los que se refiere la noticia estén producidos por alguno de los virus que conocemos como enterovirus.  Lo constituyen una serie grande de virus y entre ellos, algunos con predilección por ciertos órganos o sistemas.  Eso tiene importancia epidemiológica.  Y, hasta ahí.

 

Dolor de cabeza, fiebres de difícil manejo, malestar general, somnolencia, decaimiento, dolor abdominal, vómitos, todos son síntomas inespecíficos.  Lo pueden dar enfermedades variables, serias o inocuas, virales o bacterianas, de las vías respiratorias o gastrointestinales o del sistema nervioso central, molestas todas.  Esto no quiere decir que si se tienen estos síntomas es porque se tiene neumonía, gastroenteritis o meningitis. El diagnóstico es médico.  Claro está que pueden coincidir, en algunos pacientes, con un cuadro infeccioso de las meninges, el celofán que cubre el cerebro.  Solamente el grado de compromiso general del niño orienta a los padres y a sus médicos al mejor manejo.

 

Entonces, que no cunda el pánico.  Consulte a su pediatra o a su médico si algo le molesta de cómo está u observa a su niño, pero no atropelle a medio mundo porque «hay meningitis viral» en la comunidad.