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Diez y siete años de edad, 1.78 m de altura, 240 libras de peso.  Orgulloso de que las mangas de la camisa le quedan en los brazos como guante quirúrgico.  Como todos nosotros a la edad de las quimeras y la autonomía, de la exploración por valles y montañas, de la superioridad intelectual y la imperturbable razón en todo y por todo, este adolescente está más cerca de la muerte súbita, que antes de haber cedido a los consejos erróneos de escultores de cuerpos, en gimnasios tiendas.

En lugar de los “buenos días”, entró a mi consultorio con la contundente afirmación: “estoy pompeado”.  Está orgulloso de su cuerpo y lo ve saludable y atractivo.  No es ni lo uno ni lo otro. Quizás ha escuchado las exclamaciones de personas que le atraen o se ha imaginado las exclamaciones o sueña con ellas.  O, peor, sufre del trastorno de cuerpo dismórfico.  Lo cierto es que él es un estudiante de escuela secundaria y no un atleta para competir y ganar medallas de oro en las Olimpíadas, en alguna categoría limitada al desarrollo muscular.  Tampoco es un adonis que solicita ávidamente un director de cine, ni un obrero de la construcción en una firma sin grúas ni palas.

El entrenamiento físico entre los atletas es para crear resistencia y para crear fuerza o potencia.  Los atletas que usan esteroides anabólicos logran músculos no solo más grandes sino más fuertes, más potentes.  ¿Cómo se logra esto?  Se logra por la hipertrofia o agrandamiento de las fibras musculares (¿recuerda la empresarial “hamburguesa agrandada”?) y la hechura de más fibras musculares por grupos de músculos.  Así el “pompeado”, por ejemplo, tiene músculos pectorales (en el frente del tórax) y músculos trapecios (en la espalda) más amplios debajo de un cuello grueso y aparentemente corto, en los hombros sus músculos deltoides son más abultados, los bíceps de los brazos son más prominentes, los muslos son enormes y las pantorrillas fuertes definen los diferentes grupos musculares de las piernas, como fibras de acero.  Los glúteos, los músculos más grandes del cuerpo, pierden grasa y las piernas son unos palillos que parecieran se van a quebrar con el peso y volumen de unos muslos enormes que se juntan de tal forma que hacen de la marcha, una única y uniformemente conocida, que mueve el cuerpo hacia los lados para avanzar.  Ahora, de que meten miedo, meten miedo, pero a la hora de salir corriendo, no alcanzan a nadie porque, entre otras cosas, estos esteroides no mejoran ni la agilidad ni la habilidad del atleta, son solo fuerza bruta, lo que busca también el entrenador de futbol americano.

Además de regular y aumentar el número de receptores androgénicos, lo que permite al individuo aumentar la intensidad de sus entrenamientos, los esteroides anabólicos actúan a nivel celular con la incorporación de nuevas células a las fibras musculares existentes, lo que obliga a crear más citoplasma celular para mantener la relación normal entre los núcleos y el citoplasma.  Para los olvidadizos, las células tienen generalmente un núcleo dentro del resto celular, que constituye el citoplasma, y guardan una relación particular, según el tipo celular o tejido que forman.

Otros efectos físicos de los esteroides anabólicos, aparte del principal efecto físico que es el aumento del tamaño muscular y la disminución de la grasa, son el acné facial, detención del crecimiento o talla corporal, la formación de coágulos sanguíneos, la disminución del conteo de espermatozoides en la eyaculación masculina, el crecimiento de las glándulas mamarias y el encogimiento del tamaño de los testículos en el varón, la disfunción eréctil, la infertilidad, el riesgo de cáncer de la próstata.  En las mujeres, tiene efectos virilizantes como caída del cabello y calvicie, exceso del vello corporal, crecimiento del clítoris, aumento del tono de la voz y atrofia o adelgazamiento de revestimiento de la vagina, que produce dolor en las relaciones sexuales o dispareunia.  Estos efectos pueden ser irreversibles.

La forma de usar los esteroides es variable y se reconocen tres patrones usuales: (1) los ciclistas los usan por 6-12semanas en el período de sus competencias, (2) combinado con varios otros tipos de esteroides o incorporando otros suplementos intentando maximizar la eficacia de los anabólicos, (3) la forma piramidal, que consiste en un aumento progresivo de dosis hasta alcanzar un pico y luego reducir la dosis.   El uso a largo plazo puede producir un exceso de glóbulos rojos o policitemia, que desmejora la oxigenación de los tejidos y el riego sanguíneo a órganos vitales como el cerebro, corazón y riñones, y aumenta los niveles del colesterol “malo”, el colesterol de baja densidad o LDL.  Estos pacientes sufren hipertensión arterial, accidentes vasculares del cerebro (“derrames cerebrales”) y crecimiento exagerado del músculo cardíaco (cardiomiopatía) e infartos cardíacos. No son pocos los atletas y los entrenadores que abusan de los esteroides anabólicos y se hacen tolerantes o adictos a ellos.  Son los que mueren súbitamente de un infarto cardíaco o un “derrame” cerebral y a buscar culpables en los anaqueles de la conspiración.

Los esteroides anabólicos son derivados sintéticos de la testosterona producida por los testículos del hombre, por ello se los conoce también como esteroides androgénicos, que son substancias controladas en varios países y deben ser prescritas solamente por un médico.  Sus indicaciones médicas son el hipogonadismo (testículos pequeños), la pubertad atrasada en varones, la disminución de hormonas que estimulan el crecimiento de las gónadas o testículos, la deficiencia de otras hormonas sexuales o la función hormonal alterada a nivel del cerebro como en tumores, trauma o radiación, trastornos varios de los testículos y otras condiciones infrecuentes.  Su uso está contraindicado en enfermedades severas de los riñones, el corazón o del hígado, en historia de coágulos venosos, en la mujer que lacta a su bebé.

Es importante reconocer que un esteroide anabólico no es un corticoesteroide, como la prednisona, la dexametasona o la betametasona.  El principal efecto adverso de los esteroides anabólicos es su abuso en deportes y en gimnasios para actividades físicas, donde las personas buscan mejorar su resistencia y darle definición a su musculatura.  Quien llegó a un gimnasio para retar su vulnerabilidad física, comete un gran error si opta por los esteroides anabólicos.  Las muertes súbitas por este abuso han sido reconocidas por muchos años.  Y, no menos importante, el uso de estos esteroides puede resultar en trastornos psicoafectivos serios con explosiones de rabia, odio, y violencia o la opción de morir por suicidio.  La atención a la salud mental es incuestionable en pacientes adictos a los esteroides anabólicos.     Publicado en el diario La Prensa, de Panamá, el viernes 07/07/2023

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