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No solo la vacunación previene en porcentajes significativos enfermedad específica sino también las complicaciones por tales enfermedades. Así por ejemplo, cuando se vacuna contra las meningitis bacterianas, se pretende evitar esas infecciones como complicaciones del tipo sordera o retardo mental. La vacuna contra la influenza o flú, anual o bianual, previene la infección respiratoria viral y con ello, neumonías, que pueden ser fatales.

 

El mayor enemigo de una vacunación oportuna y completa es la postergación de esa vacunación, por cualquier razón. El mayor riesgo: enfermarse con la enfermedad. No tenemos muy lejos la mortalidad y la alta morbilidad que la infección por flu epidémico acaba de producir en nuestro país. La falta de conocimiento sobre su importancia llevó a muchas familias a desechar la oferta de la vacunación, incluso, gratuita. A las autoridades les faltó énfasis y una más liberal actitud para vacunar. Nunca hemos conocido por qué se le negó a la industria distribuirla en el mercado privado, al inicio de la temporada de vacunación. Incluso en plena epidemia se demoró autorizarlo. Esto que sirva de lección.

 

La recomendación por autoridades expertas es que la vacunación contra las enfermedades infecciosas tiene muy pocas –si acaso tiene- contraindicaciones para aplicarla o recibirla. Si la familia o el individuo conoce esto, también reconocerá que enfermar después de una vacuna no señala a ésta, como la causa de la enfermedad. Esa posibilidad está presente cuando se usan vacunas de virus vivos atenuados, pero nunca cuando las vacunas estás manufacturadas con virus inactivados.   Este es el caso de la vacuna contra el flú epidémico.

 

Yo no recomiendo postergar ninguna vacunación por fiebre, catarros, diarreas (excepto las vacunas orales, que se eliminarían muy rápido del cuerpo si hay diarrea); mucho menos, por viajes, cumpleaños, sesiones de ballet o partidos finales de futbol americano. Sin embargo, como para los salones de belleza, algunas madres se quejan más del pediatra que del peluquero.

 

El malestar general que las vacunas producen es propio, es pasajero, es leve a moderado. Algunas veces se le confunde con la enfermedad, pero como dicho anteriormente, la vacuna del flu no enferma de flu, porque se manufactura con virus inactivado, excepto la forma en spray nasal, que no se distribuye en Panamá.

 

Un estudio recientemente publicado[1] informa que entre 322 pacientes pediátricos hospitalizados por influenza –el diagnóstico corroborado por técnica específica- un 61% estaban impropiamente vacunados y 42% habían perdido, por lo menos una vez, la oportunidad que tuvieron de vacunarse. Más grave aún, el riesgo de desechar la oportunidad de vacunarse fue mayor en grupos de riesgo de complicaciones por la enfermedad.  

 

Esto debe hacer cambiar la manera de pensar de algunas instituciones públicas y privadas, de que postergar la vacuna no tiene consecuencias y que validar razones –sin peso, aún en poblaciones de riesgo- para no vacunar o dejar pasar la oportunidad de vacunar, tiene un alto costo biológico, de salud y económico.

[1] Suchitra R, Williams JTB, Rorok MR, et al: Missed Opportunities for Influenza Vaccination Among Hospitalized Children With Influenza at a Tertiary Care Facility. Hospital Pediatrics 2016;6:513-518

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