Niños y jóvenes inconformes con su género
Algunos niños identifican su sexualidad con el sexo que no es aquel que se les asignó al nacer, y muchos de ellos tienen intereses, juegos y formas de distraerse y comunicarse que coinciden con el otro género. Pero hay otros niños que ni siquiera se identifican con ninguno de los géneros masculino o femenino. Para los padres, el interrogante es si esto es apenas una fase normal del desarrollo de los niños. Puede serlo, pero es difícil responderlo desde el inicio de las primeras observaciones.
Al nacer, son los genitales externos: la vulva en la niña y el pene y escroto, en el niño, los que “identifican” la pertenencia sexual. Esto es lógico porque el sexo anatómico es la forma inmediata de diferenciar al varón de la hembra, al hombre de la mujer. Sin embargo…
Sin embargo, el equipaje genético, por ejemplo, tiene sus códigos y el varón debe tener sus cromosomas sexuales como XY, mientras que la hembra, los presente como XX. Variantes de este equipaje producen situaciones diversas de orden médico y psicológico y sociológico que no pueden despreciarse. Estos equipajes solo se conocen y reconocen con el estudio genético de sus cromosomas, lo que llamamos, el cariotipo.
Pero también hay una sexualidad que desconocemos en los primeros momentos de la vida, y, que viene impresa en el cerebro humano. Responde a la masculinización o a la feminización del cerebro. Esto es lo que dirigirá la preferencia sexual del individuo, como su identidad sexual.
En una sociedad cerrada que no permite el avance del conocimiento -por las razones que sean- es muy difícil no solo aceptar estas verdades sino que, también, es muy difícil que se permita divulgar estos conocimientos. Y esto no es nada nuevo. Las historias dolorosas y vergonzosas de esta negación se han dado a través de los siglos, y se siguen dando 21 siglos más tarde del nacimiento de Jesucristo. Los fundamentalismos religiosos y políticos son su eje.
Para algunos jóvenes o niños, el deseo de identidad con el otro género puede ser temporal; para otros no lo es. Se les conoce como inconformes con su género. En la adolescencia o en la edad adulta, algunos de ellos conforman lo que hoy se conoce como transgéneros, es decir, se identifican siempre con el género que no corresponde a su sexo de nacimiento. Muchos de ellos crecen más tarde con alguna de las orientaciones sexuales conocidas como: homosexuales, lesbianas o bisexuales (atraídos por el mismo género o ambos, y no solo el sentimiento de ser de un género diferente). No existe forma de conocer cómo resolverá el niño o el joven esta “inconformidad con el género”, lo que dificulta su manejo por los padres, que deben asegurarle a todos sus hijos un lugar donde vivir seguro y digno, donde cada uno se siente amado sin condiciones.
Las investigaciones sobre este asunto sugieren que aquellos niños que son persistentes, consistentes e insistentes en su identidad sexual son los transgéneros de la vida adulta. La investigación científica sugiere que se nace con la identidad de género y que ésta NO PUEDE SER CAMBIADA POR NINGUNA INTERVENCIÓN. A los hijos hay que aceptarlos y quererlos y que ellos se sientan aceptados y queridos.
*Con extractos de healthy children.org, de la Academia Americana de Pediatría: Gender Non-Conforming & Transgender Children