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Se conoce como “muerte súbita”, una muerte que ocurre abruptamente, de repente, insospechada e inesperada y debido a razón o causa cardiovascular.

Los niños y adolescentes “sanos”, también mueren súbitamente. Esta es una tragedia inconmensurable -devastadora- y las respuestas, cuando no se escapan, no se aceptan.

Esta situación de paro cardíaco es rara en niños y adolescentes. En los Estados Unidos se estima una incidencia que fluctúa entre el 0.6-6.2/100,000 de los niños. Entre los adultos, la incidencia es de 135/100,000 habitantes. Siempre enfatizamos en los cursos de resucitación que los niños, contrario a los adultos, tienen causas respiratorias antes que cardíacas, para explicar el paro cardíaco.

Se ha calculado que entre un 20%-25% de las muertes súbitas ocurren durante el ejercicio[1].           Una mayoría de estos pacientes tiene (1) un trastorno del músculo cardíaco, que se conoce como cardiomiopatía hipertrófica, o (2) una anomalía de la salida de las arterias coronarias, las que llevan oxígeno al músculo cardíaco. Pero hay un grupo quizás más frecuente pero muy pocas veces diagnosticado antes del paro cardíaco constituido por (3) trastornos súbitos del ritmo cardíaco o arritmias, entre las cuales, son prominentes (a) las asociadas con una displasia ventricular derecha (mala morfología o forma del ventrículo derecho) y, (b) las asociadas con lo que conocemos como el síndrome del QT prolongado (un hallazgo que permite la lectura de un electrocardiograma).

 

La muerte después de un paro cardíaco en adultos suele ocurrir dentro de la primera hora del inicio del síntoma cardíaco, pero entre los jóvenes suele ocurrir a los pocos minutos de iniciado el paro[2]. Pulso y ritmo producidos por compresiones torácicas, que desaparecen al suspenderlas, no es restauración de la circulación y tampoco garantiza una circulación que facilita la perfusión, oxigenación y vitalidad celular ni de los tejidos y órganos de la víctima.

 

En los jóvenes, la etiología o causas de la muerte súbita se divide en 2 grandes grupos o categorías:

 

  1. Las arritmogénicas, relacionadas con trastornos del ritmo cardíaco, y
  2. Las no arritmogénicas

 

 

El origen en trastornos del ritmo cardíaco constituye la mayoría de las causas entre niños y adolescentes. El individuo pierde la conciencia de forma abrupta, con o sin sentir palpitaciones. Inmediatamente antes tienen la sensación de no sentirse bien. Entonces, se sospecha o su podría confirmar una arritmia. Por el contrario, en la forma no arritmogénica, el colapso circulatorio ocurre dentro del contexto de un ritmo organizado. Es lo que se ve en pacientes con falla cardíaca congestiva, con fenómenos embólicos o con la ruptura de aneurismas, por ejemplo.

 

No deseo extenderme a presentar ni discutir todas las causas de paro cardíaco en un paciente joven o niño. A grandes rasgos podemos señalar que las formas no arritmogénicas, aquellas con un un corazón grande (cardiomiopatía hipertrófica y el aumento de la masa cardíaca) y las malformaciones de las arterias coronarias constituyen la mayoría de las causas de esa categoría.

 

Las llamadas arritmias primarias asociadas con la muerte súbita (formas arritmogénicas) son varias:

 

  • La displasia arritmogénica ventricular derecha
  • El Síndrome del QT largo
  • El Síndrome de Adersen-Tawil
  • El Síndrome del QT corto
  • El Síndrome de Brugada
  • La taquicardia ventricular polifórmica catecolaminérgica
  • El Sindrome de Wolf-Parkinson-White
  • El bloqueo completo congénito del corazón

Los trastornos del ritmo cardíaco o arritmias, son entre los asuntos cardíacos de los adolescentes los más frecuentes responsables de la muerte súbita.

 

El EKG en el joven suele revelar cambios propios de la evolución con su edad. Algunos pediatras ordenamos EKG como parte de la evaluación de síntomas y signos relacionados con el sistema cardiovascular, como las palpitaciones, los desmayos, el dolor toráxico o soplos cardíacos. También algunos prefieren tener un EKG para pacientes que serán tratados con fármacos para el síndrome de deficiencia atencional e hiperactividad –la ritalina- como para aquellos que se inician en la práctica de deportes. También debe hacerse antes de iniciar un prokinético en el manejo del reflujo gastroesofágico, el cisapride. En algunos pacientes sin síntomas se pueden observar patrones electrocardiográficos que pueden sugerir situaciones importantes o significativas. En estas circunstancias, hallazgos anormales del EKG tienen una sensibilidad de 51%, con una especificidad de 61%, un valor predictivo de 7% y una seguridad predictiva de negatividad de 96%[3]. Esto quiere decir que si no hay hallazgos anormales es muy poco probable que exista una condición fatal.

 

Los jóvenes que se dedican a alguna forma de deporte o atletismo competitivo y, por tanto, exigente deben realizarse un examen físico y facilitar una historia clínica muy minuciosa –que sigue siendo algo controversial- como una forma de pesquisa antes de la participación en estas actividades, no importa que sean escolares.  Con una historia que revela signos y síntomas cardiorespiratorios, el candidato a estas actividades debe ser evaluado por su pediatra, el responsable primario de esta evaluación, y por un cardiólogo. Ellos deciden sobre la utilidad de practicar un estudio de la actividad eléctrica del corazón, el electrocardiograma (ECG) y/o un ultrasonido cardíaco (USC)[4].   Para la práctica de actividades de gimnasia y deportes en las escuelas, que no son de ninguna forma de orden competitivo, esta pesquisa no es necesaria ni recomendada. En otras entradas escribiré sobre otros aspectos de este asunto.

 

Es necesario reconocer que estos individuos que experimentan muerte súbita fueron:

 

  1. Individuos sanos previamente
  2. Individuos que antes hicieron las mismas actividades
  3. Individuos que incluso hicieron su mejor partido antes del paro cardíaco durante el partido o inmediatamente después

 

 

 

[1] O’Connor FG, Kugler JP, Oriscello RG: Suddeb death in young athletes: Screening for a needle in a haystack. Amer Family Phys 1998;57:2763-70

[2] Gajewski KK & Saul JP: Sudden cardiac death in children and adolescents (excluding Sudden Infant Death Syndrome). Ann Pediatr Cardiol 2010. 3:107-112

[3] Pellicia A, Maron BJ, Culasso F, et al: Clinical significance of abnormal electrocardiographic patterns in trained athletes. Circulation 2000; 102:278-284

[4] Galas JM: Sports Participation During Teenage Yeaars. Ped Cl N Am 2014. 61:91-109

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