- Mar 16, 2015
- Pedro Vargas
- Padres, Salud Pública
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La magia está de moda
Las redes sociales han contribuido enormemente a que este ejército de gente invada con particular preeminencia y rapidez todos los rincones del orbe. Ellos son llevados de las manos, con los ojos vendados, los oídos sordos, el olfato lesionado y el cerebro adormilado por vendedores cínicos y farsantes, no pocos con títulos académicos de Medicina quienes descubrieron, como ha dicho Dr. Chopra que “Dios ama a los pobres pero no quiere que él viaje en Clase Económica”, o, “Mientras Dios conozca la verdad, no es importante que se la cuente a mis clientes”.
Cuando el niño está por nacer su madre, quiere que no nazca en el hospital. Que nazca en casa y, si dentro de una tina con agua, mejor. Quiere parto natural, vaginal, sin anestesia, no importa si el bebé viene de nalgas o sentado, no importa si es prematuro, no importa si hay riesgo por su propia salud. Ya antes, prefirió no ir a las consultas prenatales porque “el embarazo no es una enfermedad”.
El bebé usará pañales de material orgánico, como ella ha usado tampones orgánicos. Su alimentación puede ser exclusivamente de leche materna pero también alguna lo iniciará inmediatamente en un licuado de verduras, legumbres y vegetales, una forma de “sopón”. La madre es vegetariana desde hace 2 años, a la edad de 35 años. El padre puede ser lo que quiera, realmente él no es tan importante en este aspecto como lo es el niño, vegetariano desde que está en el útero grávido.
Vendrá a las citas de Niño Sano religiosamente porque hay un cierto sentido de inseguridad probablemente en todo eso que se hace ahora, salido de esa corriente entre religiosa y filosófica de la Nueva Era. Sin embargo, solo viene para que se le diga si el niño está creciendo bien. Nada de vacunas, ellas producen autismo. Sí cree en las vitaminas y naturalmente sospecha que con tantas restricciones de carnes, “el niño las necesita”. Pero ellas tienen que ser “naturales” y mejor si son hierbas, polvos, aceites, raíces. Y lo último de la moda: la leche de vaca es dañina. A tomar leche de almendra nada más.
Los médicos somos el producto de la explotación de la industria farmacéutica quienes nos dictan las terapias, por lo tanto, caso omiso a los médicos. Es mejor untarse o tomar echinacea, omega-3 en dosis altas, ajo, polen, aceite de bálsamo de limón, ginkgo, guarana, raíz de chícori, ginseng de Siberia, aceite de peppermint, cápsulas de alcachofa, gelatina de aloe vera o noni, para mencionar algo.
Se trata de 51,000 nuevos suplementos que con gusto consume este ejército para una industria que genera 34 mil millones de dólares anuales. Vale la pena hablar de esto sin alusiones personales.