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El Debate de la Circuncisión[1]

 

No es nuevo que la Academia Americana de Pediatría (AAP), un organismo orientador de cómo practicar la medicina pediátrica revise con alguna periodicidad sus opiniones sobre aspectos puntuales, y, en esas revisiones mantenga sus posturas previas o tome nuevas direcciones. Así es la medicina y así debe ser. Como, en otras ocasiones he señalado, no es “mejor” médico aquel que se adelanta a los resultados de la evidencia probada aunque tenga la suerte de coincidir; como no está “atrasado” el que siguió lo normado, aunque después cambie diametralmente.

 

La circuncisión masculina es uno de esos procedimientos que se revisan una y otra vez y que enciende debates de todo orden, unos académicos y científicos, otros emocionales.

 

Hace 4 años, el grupo encargado por la AAP para revisar una vez más este tópico, señaló que el procedimiento tenía más beneficios para la salud, que riesgos[2]. No dijo que la circuncisión fuera una necesidad médica. El lenguaje prudente significó para otros, entre ellos la prensa omnipresente, que la AAP adoptaba ahora un postura fuera del centro, donde se le había considerado que permanecía con respecto a la circuncisión masculina. No le faltó gasolina al movimiento anti circuncisión, este que favorece la “piel intacta” (“Intact skin”). También se oyeron voces contrarias allende los mares, del otro lado del Atlántico, tanto de las asociaciones médicas como de las gentes de Europa. Sin embargo, no se leyó todo o se quedaron atascados los contrarios a la circuncisión con dos puntuales elementos que dictó el grupo de especialistas: (1) “los beneficios del procedimiento justifican tener acceso al mismo en aquellas familias que lo escogen”, y, (2) “los beneficios a la salud no son suficientemente importantes como para recomendar la circuncisión como un procedimiento rutinario”.

 

Las razones también son variables y válidas. Por ejemplo, la dificultad en universalizar ciertos criterios de beneficio y de riesgo. Otro aspecto no bien conocido es la incidencia y consecuencias de complicaciones no agudas. Un estudio reciente llama la atención de que los problemas relacionados con el prepucio en la infancia en regiones donde no es tradicional practicar la circuncisión a varones no debe ser descuidados[3].

 

No podemos pasar por alto que cuando los padres favorecen escoger por la circuncisión, los beneficios a la salud no tienen la prioridad que tienen “la higiene” o la tradición cultural y religiosa. Para otras familias es un asunto de estética, de identidad familiar o de previas experiencias. Lo cierto es que la circuncisión neonatal no es un asunto médico, como lo es en otras edades. Es decir, no hay razones médicas para realizarla. Suele hacerse para cumplir con el servicio a la familia.

 

 

[1] Pediatrics, mayo 2016, volumen 137/No.5

 

[2] AAP. Taks Force On Circumcision. Male Circumcision. Pediatrics 2012;130(3)

[3] Sneppen I, Thorup J: Foreskin Morbidity in Uncircumcised Males. Pediatrics 2016;137(5)

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