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Los antimicrobianos son esenciales para el tratamiento de infecciones bacterianas.   Cuando un niño presenta signos y síntomas que sugieren una infección bacteriana, el pediatra tiene que decidir si la enfermedad es efectivamente producida por una bacteria o por algún otro proceso inflamatorio. Para aquel niño o niña que se beneficiaría de un tratamiento con antibióticos, el pediatra tiene que hacer otra decisión puntual y delicada: escoger el antibiótico más eficaz y con menos efectos adversos para tal infección.

 

En otra palabras, no es la vecina, el vendedor de raspado, el conserje del edificio, la mejor amiga, la suegra o la mamá de la mamá –quien también es la abuela del niño- o, “cómo me fue la última vez con una infección igual”, quienes deciden (1) si se necesita utilizar un antibiótico para curar esta enfermedad, y, (2) qué antibiótico usar. Cuando se llega a esta etapa del raciocinio humano, entonces, ¿cuál dosis?, ¿con qué frecuencia?, ¿por cuánto tiempo? Si Ud. cree que puede tomar todas esas decisiones, probablemente estuvo en la Escuela de Medicina y la aprovechó; o, cree que la vida es una tómbola.

 

Tampoco espere de su pediatra -responsable y formado- que le recete un antibiótico a su hijo sin haberle interrogado (historia clínica) y examinado cuidadosamente (examen físico) con o sin el auxilio racional y científico de exámenes de laboratorios o imágenes, y, mucho menos, no le pida una económica -cuando no barata, tradúzcase gratis- receta telefónica, por fax, correo electrónico, Messenger o WhatsApp. Las recetas médicas como los certificados médicos son documentos legales. No se reparten como en feria o confeti.

 

Un antibiótico se receta después de un proceso donde se colocan en la balanza los beneficios y los riesgos de su uso. El uso de antibióticos puede estar dirigido a un microbio en particular –terapia específica-, frente a la sospecha no probada aún de uno de varios microbios o por “olfato clínico” –terapia empírica-, o por miedo –terapia terrorista. A medida que avanzó en la lectura de estas últimas 4 líneas, se fue alejando de la eficiencia y se fue acercando al fracaso de la terapia escogida. La terapia empírica no es necesariamente pecaminosa, la terrorista produce muchas víctimas inocentes. Los antibióticos, aunque no requieren visa ni pasaporte ni tiquete de avión, no deben viajar a todas partes, a no ser que Ud. se haya aventurado a meterse en una selva inhóspita, por varias semanas. En ese caso, cúrese con hierbas, raíces, agua de lluvia y otras “medicinas naturales”o consulte al curandero.

 

El clínico estudioso sabe que puede predecir el microbio que produce enfermedad según el sitio de la infección o enfermedad. El sitio de la infección también orienta a la indicación del uso de antibióticos. Por ejemplo, una meningitis o una celulitis en un niño requiere antibióticos en el 100% de los casos, no así una otitis media o un impétigo; dependiendo de la edad del paciente. También conoce o debe conocer el pediatra o el clínico, que un paciente con pobres defensas está predispuesto a lo peor de las infecciones y a las peores, e incluso, impredecibles infecciones; contrario del niño con buen estado inmunológico –natural o por su estado de vacunación- que da lugar a considerar, qué tipo de infecciones es difícil que tenga.

 

En Pediatría, la edad del paciente también sugiere qué tipo de infección se tiene. Por ejemplo, en los primeros años de vida prácticamente todas las infecciones febriles son de origen viral y no requieren antibióticos, no importa qué roja sea la garganta –que, entre otras cosas, es roja como todas las mucosas; ni cuánta ansiedad haya en la familia. Y, por último pero no la última de las consideraciones que se hacen con cada situación de sospecha de infección y necesidad del uso o no de antimicrobianos, si el tratamiento es definitivo, porque se conoce la bacteria que la produce, éste debe ser específico, con un antimicrobiano manufacturado exclusivamente a ese microbio; mientras que si la sospecha no se ha confirmado, el tratamiento empírico se hace con antibióticos que cubren un espectro o variedad mayor de microbios o bacterias.

 

Como sugerido en el inicio, aunque parece sencillo, no lo es; aunque parece inocuo, no lo es; aunque parece que todo el mundo lo puede iniciar, no es cierto. El uso de antibióticos es una decisión exclusivamente médica, de los doctores, no de los otros miembros de la comunidad.

 

 

 

 

 

 

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