La lactancia materna en las salas de puerperio y luego, no debe ser obligatoria, lo obligatorio debe ser educar y promoverla entre las gestantes y madres, como esencial actividad humana para el crecimiento y desarrollo normales y óptimos de los hijos, y favorecer que, durante los primeros 6 meses de vida, sea el alimento exclusivo de todo lactante.

Las disparidades sociales (pobre o ninguna escolaridad, embarazo precoz de niñas y adolescentes), económicas (pobreza y hacinamiento), culturales, raciales o étnicas y los estilos de vida (uso de alcohol, tabaco y marihuana) todos contribuyen a que un porcentaje significativo, si no mayoritario, de quienes planearon alimentar con su leche a sus hijos, no lo llevan a realización o no dure sino pocos días o semanas.

La educación no tiene por qué esperar al pediatra cuando el niño ha nacido, ni al obstetra cuando la mujer está embarazada, sino que debe iniciarse desde los años de escolaridad primaria.  Los tres períodos de encuentro con la lactancia materna son los mismos de los desencuentros, y es lo usual que cuando el niño ha nacido, quien se hace responsable de educar, y lo hace, es el pediatra.  Cuando la educación llega tarde, entonces algunos programas recurren equivocadamente a la imposición -“la enseñanza tiene que entrar con sangre”- lo que se constituye en una muy ineficaz y nada duradera empresa, que por la misma razón, aumenta los riesgos de desnutrición temprana del niño.

El mismo obstáculo para desconocer sobre la lactancia materna, es el mismo obstáculo que se le presenta a la mujer en la pobreza y sociedades, donde se le relega de fundamentales derechos, uno, el de la educación, magnificada su ausencia por propósitos moralistas alejados de toda ética y equidad cuando reclama la educación integral de la sexualidad humana; otro, el de la protección, que la garantizaría el castigar la violencia física y sexual a la que ella se expone cada día y desde muy temprano, cuando la maternidad se convierte en abandono de la escuela, estigmatización de su crecido vientre, y riesgo de enfermedad y de muerte.

Toda nueva madre tiene derecho a que se le eduque lo más temprano posible, en el consultorio obstétrico o en las salas hospitalarias de labor y puerperio, sobre la lactancia materna -sin coerción- y se le ofrezca apoyo profesional hasta que se establezca su capacidad para alimentar con su leche a su bebe.   24/11/2021