La orientación sexual se refiere a la atracción que se siente por otra persona, o por amarla. Ella se reconoce más tarde en la juventud, mientras que la identidad de género, que es la forma como uno se ve a si mismo –hombre o mujer- se presenta más temprano en la niñez y pubertad.
En el desarrollo humano, estos dos fenómenos, la orientación sexual y la identidad de género toman avenidas diferentes. En el caso de quienes son “inconformes con su género”, eventualmente la mayoría manifiesta identificarse como homosexuales o bisexuales; y, muchos homosexuales y bisexuales se identifican como “inconformes con su género”.
Igual que como la identidad de género, la orientación sexual o esa atracción emocional y física de un individuo por otro miembro de su propio sexo o del sexo opuesto no puede cambiarse.
En nuestra sociedad aún, los niños que están “inconformes con su género” –decidan más tarde por ser homosexuales, lesbianas, bisexuales o transgénero- están en alto riesgo de ser matoneados (bullying) y de sufrir trastornos de la salud mental.
Un alto porcentaje de ellos son violados sexualmente, golpeados y maltratados, vejados y violentados en su intimidad. Los suicidios son frecuentes entre ellos. Estudios de investigación muestran que el riesgo de suicidio entre estos adolescentes disminuye significativamente entre aquellos que tienen familias que los quieren, los respetan y les dan apoyo. Como padre de familia es importantísimo que Ud. le demuestre comprensión y respeto a su hijo que es “inconforme con su género” y le apoye sin condiciones a través de una genuina relación amorosa, que no esté constantemente haciendo juicios o juzgándolo. De otra manera, no se ganará la confianza de ese hijo y difícil será poder ayudarle.
¿Qué pueden hacer los padres de un hijo que revela su identidad opuesta a su sexo genital y/o sus preferencias por el mismo sexo o que es “inconforme con su género”?
NO ES NADA FÁCIL para los padres y para quienes cuidan de niños o púberes “inconformes con su género” relacionarse con el resto de la sociedad, con las escuelas, con otras familias, incluso con sus otros hijos. Los recursos para encontrar ayuda pueden ser los libros y las personas entrenadas, como los médicos y otros profesionales de la salud.
Sin embargo, no todos los médicos ni todos los profesionales de la salud estamos preparados para ayudar, ni siquiera para aceptar estas situaciones diferentes. Es importante entonces, acercarse a los grupos de similares o a familias en igual situación, en busca de estos “equipos de trabajo” que guíen y acompañen.