- Dic 16, 2015
- Pedro Vargas
- Jóvenes, Otras Lecturas, Padres
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Inicio, como el 8 de diciembre de 1990, en Estocolmo, Suecia, comenzara Octavio Paz: gracias.
Estos discursos de Graduación suelen olvidarse. Durante la mía, días posteriores a aquella portada que la revista LIFE diseminara a todo el mundo, con la foto de 3 estudiantes del Instituto Nacional abrazados y hacia el cielo, a un poste de luz -sobre la, entonces, Avenida 4 de Julio- que convertían en asta para en lo más alto engalanar la enseña patria vejada, solo recuerdo el nerviosismo y la rabia, la impotencia y el honor, el dolor de las sirenas y el golpe de las balas en los cuerpos. Para entonces, una banda negra adornaba la manga izquierda de nuestras camisas blancas, en la noche de Graduación. No lucimos ni “cap” ni “gown”. Lo que debió ser una fiesta, fue una especie de funeral, donde, eso sí, resucitaba la soberanía.
Pero, mis gracias no son un mero protocolo porque realmente, esta noche es muy especial para ustedes y me ha trasnochado varias otras buscando palabras que les hicieran pensar y les hicieran reír, que no fueran un “quítate tú –que es tu fiesta- para ponerme yo” –que fui invitado, en un momento de entusiasmo irreversible, por Mary García de Paredes, siempre muy gentil pero llena de sorpresas. De verdad que no es fácil pararse aquí y atraparle la atención a 44 muchachos por 20 minutos. Cuando Mary me dijo que los 3 primeros puestos eran señoritas, le dije que pensaba que el colegio era mixto. Sí, en efecto es mixto, pero a la hora de estar entre los primeros…
Este momento regocija no solo el esfuerzo final, sino, mejor, el camino andado. No solo los derechos ganados, sino también los perdidos. No los triunfos personales, sino también los fracasos. Ni las promesas hechas, sino aquellas que no se hicieron. Pero se regocija sobre todo, el tener entre las manos el primer ladrillo con el cual construye cada uno sus anhelos y sus sueños. Esta noche se recapitula la vida. A todos, graduados del 2015 de la Academia Interamericana de Panamá, de Cerro Viento –que son “el rostro de su pueblo”- y a sus padres, mis felicitaciones. Crecieron los hijos, se hacen hombres y mujeres mientras andan. Que anden los caminos con la frente en alto, el paso firme, la voz clara y limpia. Y, estoy profundamente agradecido por permitirme compartir la incertidumbre de esta lectura, con mi esposa y mi hijo mayor. Un grado de incertidumbre que no es superior a la de ustedes frente a los misterios que les acechan.
¿De qué esperan que les hable en esta tarde que pronto se rendirá a la noche? El consejo sabio es que lo que haga, desde mi experiencia y mi oficio, o desde mi pasión.
En la era que todo se reemplaza, que todo queda obsoleto, incluso antes de sacarlo de su caja recién abierta, es puntual recordar que el compromiso es permanente. No lo descuiden, no lo abandonen. También son permanentes los vínculos. La solidez de los vínculos humanos es todavía válida[1], a pesar de lo que vean a su alrededor. Lo contrario, el breve goce de las cosas, es la raíz del consumismo, surco donde crece la inequidad y la injusticia.
Seis reflexiones les tengo:
- Respetar la verdad
- Vivir con pasión
- Afrontar el fracaso con coraje
- Ir en pos de la grandeza
- Observar la ética sin sacrificar la felicidad
- Abrirse al otro
“Encendiendo desde dentro la verdad”.
Arun Maira, Restoring Values
- Enciende desde dentro la verdad
Desde el escenario que ocupes en tu vida, no importa cuán humilde o encumbrado sea, no olvides que la legitimidad la otorga la integridad. En la medida que no se desdeñen principios ni se desprecien valores, podemos rescatar el comportamiento ético que nos reclama la sociedad, aún en las circunstancias en que todo parece indicar hoy, que el molde de la corrupción nos es congénito; que es la impunidad y no solo la corrupción, lo que amputa las oportunidades de los más pobres, deteriora la educación de los menos favorecidos, siembra metástasis de muerte en la disipada salud de los más enfermos.
No ignoremos lo compleja y complicada que es nuestra relación con la verdad. Ella no está siempre en nosotros, no tenemos la hegemonía de la certeza. Científicamente es un juicio válido que uno siempre pueda estar equivocado[2]. Buscar la verdad debe ser siempre un norte. Aceptarla, una postura de humildad y de justicia. Negarla es irracional aunque sea un acto de sobrevivencia. Frente a ella solo tenemos dos caminos: o la respetamos o le somos hostiles. No olvides que el mejor artesano del fracaso es la mentira.
- Ponle pasión a cada cosa que haces
Enamórate de la vida. Sé generoso con ella y con los privilegios que de ella gozas y sé agradecido. Cuida y protege la vida. Solo tú puedes hacerlo por ti. Si tienes que tomar riesgos por ella, se toman. Amarse a si mismo es un antídoto contra hacerse daño. Haz pareja con la justicia, con la libertad, con la verdad, con la rectitud. Exígete fidelidad a esos valores y virtudes y haz de tu felicidad el imperativo moral.
Sigue tus instintos, lo que te gusta. No hagas nada por dinero, o por status o por prestigio. Eso que haces por amor y con pasión es el resorte que te levanta de la cama temprano, cada día, y que te regresa a ella, satisfecho, cada noche.
Sé tú mismo y no otro u otros. Saber quién eres tú, acerca. Indagar quién es el otro, aleja. En la autenticidad y no en la copia está la posibilidad de alcanzar distancias insospechadas. Haz una sola cosa al mismo tiempo y concéntrate en lo que crees es tu pasión, porque es solo en este camino que se alcanza la felicidad. Y no te extrañes que 10 años más tarde todavía no te encuentres. Pero no suspendas la búsqueda.
- Ten coraje. No le temas al fracaso, pero témele al éxito.
Yo también pensé, a mis 17 años, que solo yo era el dueño de la razón, que el mundo de luces se acomodaría a mí, que no habría sombras y si las hubiera, mis capacidades las modificarían –algo así como el candidato Obama pensara un día, que él cambiaría Washington-; y, lo que ocurrió fue que el mundo me bajó de esa nube y Washington hizo otro tanto con el Presidente. Pero al bajarme de esa nube me dio instrumentos para seguir navegando dentro de la profesión escogida. No somos perfectos, el éxito en una labor se teje con las lecciones de los errores. Sin embargo, no temerle al éxito produce más daños, que perderle el miedo al fracaso.
Permítete el lujo y el coraje de decir “no sé”. Podrás desorientar temporalmente a tu interlocutor pero tendrás una mejor recompensa al lograr entender algo que al estar en lo correcto o creer estarlo. Así como hay luces y sombras en tu vida, también gozas de capacidades. Forma tu opinión, no la calques.
Nunca antes como hoy me siento con valor para afrontar mis equívocos y seguir. Eso sí, no trates de cambiar a los demás, cambia tú. Si eres capaz de liderar tus cambios, serás líder a pesar de tus fracasos. Si crees en ti, creerán en ti.
- Sueña, crécete ante los nuevos retos y empresas, no importa cuán grande sean, ve por ellos.
“La única manera de hacer algo grande, es amando lo que se hace. Si todavía no lo has encontrado, sigue buscando. No te conformes”, dijo en algún momento Steve Jobs.
Algo grande requiere que tú también sueñes, que te detengas, que te tomes alguna hora para navegar sin puerto, para ver el horizonte distinto. Los sueños tienen un propósito creativo y nada se logra de un día para otro. A ratos quisiera poder tener las fuerzas para, como dijera José Mujica, “abrevar tantas utopías”, como en mi juventud, que fueron siempre la fuerza para seguir y andar.
Los héroes no solo afrontan los retos sino que son leales al propósito de vencerlos o alcanzar las empresas, por más difíciles que parezcan. Hoy, los retos parecieran ser los mismos de siempre, tanto en la salud pública y en la educación, como en la justicia y en otras disciplinas. ¿Nuestros padres no dieron la talla? ¿No la hemos dado nosotros, en nuestro turno y momento? ¿La darán ustedes?
Dirigiéndose a los jóvenes, en el Congreso de los EEUU el 24/09/2015, dijo el Papa Francisco:
“a estos jóvenes que luchan por sus deseos nobles y altos, no se dejen atomizar por las ofertas fáciles, sepan enfrentar situaciones difíciles, fruto muchas veces de la inmadurez de los adultos”.
Por ejemplo, todavía hoy tenemos una educación acomodada a los intereses políticos –con una historia amputada ya no por el extranjero sino por nacionales analfabetas o amantes del “juega vivo”; una educación pusilánime frente a retos de renovación e integralidad, como lo es la obligada y obligante educación en la sexualidad humana, en la ética humanista, en el civismo; una educación que no disuelve fronteras levantadas por nacionalismos enfermizos, por el racismo, la migración, la homofobia; no siempre inclusiva y en franca violación diaria de los derechos humanos y sin considerar el daño moral, que genera la injusticia en la educación. Basta con oír los debates en la Asamblea Nacional o revisar algunos de los escritos de 140 caracteres en las redes sociales. ¿Son estas las personas que renovarán nuestra sociedad, o son ustedes, los verdaderos rostros del pueblo?
- Vive con sentido y con ética
Vivimos en una era de sociedades inciertas y ambivalentes. Sociedades tristes y entristecidas. Nada dura, todo cambia. El Estado solo teme a la incompetencia y los ciudadanos son solo una estadística. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman la llama “modernidad líquida”. Hoy se trata de inculcar que lo sólido es vacuo, lo duradero es efímero, lo permanente es tránsito, el mal es una banalidad. Hoy es más fácil apartar la mirada de un ser humano que sufre, ignorar su individualidad y su dignidad, o destruir, incluso, la vida de un hombre que no conoces invocando que cumples con un deber. Hay hombres que prefieren sus principios sobre su felicidad y la de los otros. Hoy descartas la relación personal y cercana con tu hijo desde sus primeros años, por la tecnología que te lo distrae y te permite a ti desembarazarte de él para ocuparte de tus cosas, construyes un amigo desconocido y lejano en las redes sociales mientras descuidas al que tienes al lado, de carne y hueso. El riesgo de vivir sin sentido y sin ética, manufactura ciegos morales; como la pobreza manufactura criminales.
Un materialismo salvaje nos invade y, muy poco de humanismo o nada, combinado con los avances de la tecnología –algunos absurdos y obscenos- lo que han logrado es incrementar peligrosamente las diferencias entre los que tienen todas las oportunidades y aquellos a quienes se les niegan. No es un asunto de distribuir riquezas, la obtención de las riquezas es una responsabilidad individual. Se trata de un asunto de equidad donde son las oportunidades las que deben ofrecerse a todos los individuos de una sociedad, sin distingo de ninguna razón, porque aunque somos diferentes, tenemos los mismos derechos.
Te invito a que seas apasionadamente escéptico, crítico de ti mismo antes que de los otros, estudioso de la verdad. Que la vehemencia no lastime los lazos de unión. Que la bondad e intensidad de los sentimientos sean para los otros el brazo donde apoyarse. Que ese corazón que le metes a todas tus acciones, te haga un hombre y una mujer para, por y de la ciudad.
La ciudadanía exige responsabilidad, no solo lugar de nacimiento. Hay que escapar de las trampas, donde la mediocridad no le pertenece únicamente a la oferta política. Ser ciudadano exige y requiere sensibilidad y conciencia, pensamiento y acción, rebeldía y entusiasmo, razón e imaginación, honradez y verticalidad, compromiso y lealtad, consistencia y coherencia.
Sé fiel a tus principios y a tus luchas aunque no se culminen éstas en tu tiempo de vida. No se puede hacer todo lo que se puede hacer; como no se debe hacer todo, lo que se puede hacer.
- Honra la característica humana de apertura al otro. Sé generoso.
La vida está hecha de retazos, retazos bien cortados y retazos mal cortados. Algunas veces los retazos son tan sopeteados, que parecen harapos. Las costuras de esos retazos, las puntadas que los juntan, son las que los hacen fuertes, firmes, duraderos. Los rehacen. En la vida diaria, nos alegran. Esa alegría que el Papa Francisco nos recuerda se pierde “cuando la vida interior se clausura en los propios intereses”.
Sé generoso en el reconocimiento a otros, en tus actos hacia los demás. Trasciende el egoísmo y el individualismo que siempre asechan de mano de doctrinas económicas y políticas mal entendidas. Celebra antes que criticar, ponte en el lugar del otro y lo entenderás. No es necesario hacerte entender, lo necesario es extenderle la mano al otro, esa apertura necesaria para convivir sin guerras.
Tenemos que ser los sastres de nuestras vidas y en ese acto -cotidiano- servir y no ser servidos; ver en el trabajo del otro, mi propio trabajo; en la necesidad del otro, mi necesidad; en la búsqueda de felicidad y bienestar del otro, la misma búsqueda mía. En esa Otredad, tu éxito tendrá el respeto del Otro; y tu fracaso, su comprensión; yo me veré –como en un espejo- en el Otro, y el Otro se verá en mí.
Tú, joven e invencible, osado y atrevido, irrespetuoso y desmedido puedes hacer estallar mil estrellas pero tendrás que renovar un mundo intolerante, donde el que más consume, más bruto se hace frente a los derechos de los otros; donde hay cada definición de libertad y democracia, como se necesiten para implantar autoritarismos.
“Sal a buscar lo que magnifica tu espíritu”, ha escrito la artista Patti Smith. Aún frente al dolor, la pérdida o la melancolía, irradiar alegría y optimismo transforma a otros, por contagio.
Y, finalmente, vuelvo a este Acto y al Octavio Paz, de aquella noche, en Estocolmo:
“La poesía está enamorada del instante y quiere revivirlo en un poema”.
Esta noche, todos ustedes están enamorados con este instante; háganlo vida de cada día en un poema, el poema de un oficio, el poema de una profesión, el poema de un noviazgo, el poema de un hogar, el poema de los hijos y la familia, el poema de una sociedad justa e igualitaria.
Muchas gracias,
16 de diciembre de 2015.
[1] Bauman Z: Los retos de la educación en la modernidad líquida. Editorial Gedisa, S.A. Avenida Tibidabo,12,3ª 08022 Barcelona, España. 2007
[2] McIntyre LC: Respecting Truth: Willful Ignorance in the Internet Age. Routledge, New York, NY 10017. 2015