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Es necesario revisar una vez más el tratamiento de COVID-19 en la población pediátrica. Para entender esto es necesario reconocer que (1) a los niños no se los trata como a adultos pequeños y, (2) medicamentos probados en adultos, no necesariamente lo han sido en niños. Entonces estamos ante una población particularmente vulnerable al manejo negligente y arbitrario y, agravada esa vulnerabilidad por no contar aún -importante parte de ella- con el beneficio de la vacunación contra COVID-19.

         A los padres les interesa conocer el manejo ambulatorio y no el hospitalario, del niño infectado con COVID-19 que, por la decisión de su tratamiento ambulatorio, indica una enfermedad sin señales de ser grave o severa.  Aquí una nota de advertencia, siempre y cuando no sea un niño con morbilidad respiratoria, cardíaca, endocrinológica u otra debilitante, como las que afectan el sistema inmune.

         Lo que señalo a continuación lo quiero enfatizar, en el sentido de que medicamentos innecesarios no dejan por ello de ser nocivos, que suplementos de la alimentación no dejan por ello de distraer.  Ningún médico bien entrenado ignora el rol de la nutrición y el ejercicio en la salud y en la prevención de la enfermedad.  Tampoco se puede olvidar el médico entrenado, que un pobre estado nutricional o una deficiencia vitamínica no se corrigen en 3 días o 7 de enfermedad.  Hay que cuidarse de no enseñar mal porque la confianza del paciente lleva a que su condición se empeore o, más tarde, que tal confianza se pierda.

Nunca está de más enseñar sobre la importancia de alimentar con leche materna en los primeros meses de vida, proveer alimentos ricos en hierro y zinc una vez se inicien los alimentos sólidos hacia los 6 meses de edad, frutas cítricas y leches fortificadas con vitamina D, exposición prudente a la luz solar después de los 9 meses de edad, por lo cual suplementar con vitamina D en estas edades, podría ser necesario, y evitar bebidas azucaradas que, además, contienen altas cantidades de sal son todos consejos que se dan a los padres durante las consultas de crecimiento y desarrollo.  Ninguna epidemia modifica este abecedario de la nutrición.  Nada de esto forma parte exclusiva del manejo ambulatorio del COVID-19 en niños. No hay data sobre beneficios de la vitamina A en COVID-19 aunque se conozca que su deficiencia se asocia con alteraciones de la inmunidad humoral y celular.  Déjeme señalarlo también con énfasis: “el rol de la vitamina D en el tratamiento y prevención de COVID-19 es incierto y dosis que exceden los niveles superiores de ingestión no están recomendados”[1]

  1. Medicamentos que tomen los niños con problemas particulares no deben suspenderse frente a la infección o enfermedad. Esto es válido para
    1. Terapias inmunosupresoras
    2. Terapias con corticoesteroides
    3. Drogas antiinflamatorias no esteroideas (AINES)
    4. Manejo de co-infecciones, como el flu
    5. Medicamentos contra el asma
    6. Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ACE) o bloqueadores de los receptores de angiotensina (ARBs)
  2. Antivirales contra COVID-19 se deben reservar para niños con infección por SARS-CoV-2 documentada debido a la falta de ensayos controlados que apoyen su eficacia y su seguridad.   Aunque la data sobre los beneficios del Remdesivir® endovenoso es incompleta, este antiviral no hospitalario, se prefiere a cualquiera de los otros utilizados en adultos y solo en niños de 28 días de vida o más, o 3 kilogramos de peso o más. Bebtelovimab, un anticuerpo monoclonal está aprobado como uso de urgencias en niños de 12 años de edad o mayores y con peso de 40 kilogramos o más, infectados con las variantes Delta y Omicron.  El recientemente adquirido Molnupiravir® está autorizado para usarse solo en pacientes de 18 años o más.  La alta circulación de la variante Omicron y sus sub variantes, ha reducido la estantería de antivirales por su ineficacia
  3. MANEJO AMBULATORIO
    1. Puede hacerse mediante comunicación telefónica o por video conferencia
    2. Grupos puntuales:
      1. Niños no vacunados
      2. Niños con respuesta inadecuada a la vacuna
  • Niños con obesidad (BMI o IM ≥ 95%)
  1. Niños con co-morbilidades
  2. Niños inmunocomprometidos por enfermedad o por terapia inmunosupresora
  1. Los niños tratados con anticuerpos monoclonales deben guardar cuarentena domiciliaria y cumplir las medidas de control de infecciones. Pueden ser vacunados contra COVID-19 en cualquier momento, es decir, no se requiere demorar la vacunación por el hecho de haber recibido el anticuerpo monoclonal
  2. Monitorización para detectar deterioro del niño
    1. Evaluación urgente si el deterioro ocurre a la semana o más tarde de la aparición de los síntomas de COVID-19
      1. Dificultad severa para respirar
      2. Incapacidad para desayunar
      3. Coloración azul de las encías
      4. Dolor o presión en el pecho
      5. Extremidades frías y pegajosas al tacto,
      6. Estado mental de confusión
      7. Disminución en la producción de orina
      8. Dificultad para despertarlo o levantarlo de la cama
      9. Dificultad para tragar o vómitos
    2. El manejo ambulatorio de estos niños sigue siendo exclusivamente sintomático, es decir, se tratan los síntomas solamente, como siempre hemos manejado las enfermedades infecciosas virales en los niños
      1. La infección respiratoria del tracto superior como se tratan los resfriados comunes: tratar dolor, no dar antibióticos, evitar descongestionantes orales si menores de 5 años de edad, atender la hidratación oral, no dar antitusivos o supresores de la tos sino expectorantes que la faciliten o mucolíticos que disminuyan lo espeso del moco o la flema para eliminarlos mejor
      2. Faringitis: tratar dolor, alimentos blandos y fríos, evitar sprays bucales con anestésicos tópicos, no dar antibióticos sin probar complicación bacteriana mediante cultivo de la faringe
  • Gastroenteritis aguda: no dar antidiarreicos, evitar alimentos que irritan, como los que contienen lactosa o ácidos, condimentos o salsas, evitar antiespasmódicos, hidratar agresivamente con soluciones orales hidratantes con electrolitos. Las náuseas y el vómito obstaculizan la hidratación y se pueden manejar con algún antiemético y con volúmenes pequeños de líquidos que se ingieren más a menudo
  1. Manejo de la fiebre con acetaminofeno o ibuprofeno en dosis y frecuencias apropiadas y utilizar medios físicos para mejorar la temperatura febril
  1. Evitar tratamientos e intervenciones no probadas: ni azitromicina, ni hidroxicloroquina, ni ivermectina, ni dióxido de cloro, ni antivirales contra el flu si no coexiste una infección por influenza A y/o B

Estas recomendaciones son sensatas, responsables, probadas, eficaces, seguras.  Cuestione siempre toda forma de manejo.  La salud de su niño se puede mejorar o deteriorar según el manejo sea o no probado.

 

[1] Deville JG, Son E & Ouellette CP: COVID-19: Management in children. UpToDate May 23, 2022

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