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En la práctica de la Medicina, no  pocas veces, se dan trágicos resultados a partir de decisiones y conductas, oportunidades puntuales, de “primero no hacer daño”, mientras se busca prevenir o tratar la enfermedad. Aparte de la participación directa que puede tener el médico en la génesis de esos errores, un denso derredor de otros sujetos, obligan precisamente a que seamos más prudentes, confiemos menos o no demos por garantizado nada, entre menos podamos constatar datos y eventos.

 

Los avances de la tecnología y, particularmente la automatización de sistemas diagnósticos son puerta de entrada para serias fallas de los sistemas. La cuadrícula electrónica, que incluye la disponibilidad de data clínica, de laboratorios e imágenes, como de farmacia, es la historia clínica que con cuidado y esmero, malicia y puntualidad el estudiante de medicina aprendió a elaborar escuchando “con lápiz y papel”.  Hoy, ya estamos frente a ella.  Y, ¿por qué? Precisamente para disminuir los errores humanos del médico o cualquier otro personal de salud de clínicas y hospitales.

 

Los sistemas electrónicos tienen muchos lugares donde fallar.  No por ello hay que abandonarlos.  Pero la adquisición de alguno o de ellos, debe seguir un estricto análisis donde se demuestre el mínimo de posibilidades de errar de esos sistemas y el más estricto y paciente entrenamiento de médicos, enfermeras y todo el personal de salud de los hospitales y clínicas. No son nada infrecuente los sistemas complicados y poco lógicos que no solo dificultan su uso y utilidad sino la aceptación del personal de salud.  El personal médico, de enfermería y los otros servicios hospitalarios, como el administrador de estas instituciones médicas requieren la colaboración de ingenieros de sistemas para establecer los parámetros que deben cumplirse antes de invertir en estos costosos sistemas y equipos.

 

La queja más frecuente es que estos sistemas sustraen tiempo a la relación médico paciente aparte del hecho de que cada institución opta por un sistema que no es el mismo de la otra institución, en la misma ciudad, con el mismo personal de salud turnándose, creando así un campo tan heterogéneo que aumenta los riesgos de equivocación del mismo personal en cada una de las instituciones donde labora, como una pobre consignación de data delicada e importante.

 

La cuadrícula electrónica supuestamente hará la práctica de la medicina más segura, el cuidado y la atención será de la más alta calidad y prontitud, el paciente dispondrá, a distancia de un teclado o pantalla, de su historia médica para lo que necesite.  Y ¿qué ocurre si no es así?  ¿Qué ocurre si el sistema electrónico ofrecido y utilizado falla?  Erika Fry y Fred Schulte, de la revista Fortune (March19. 2019) nos traen la trágica historia alrededor de un fallido “software” del sistema electrónico de historia clínica, hecho por eClinicalWorks (eCW), en el distrito de Vermont, en los Estados Unidos.

 

La multitud de problemas descubiertos en el hospital y otros, a raíz del caso descrito de una paciente, es insospechada e infernal: drogas recetadas no aparecían, medicinas omitidas continuaban como si se estuvieran recibiendo, las notas médicas de un paciente aparecían en otro expediente dificultando recetar lo apropiado o facilitando recetar lo inapropiado, las fechas de inicio y terminación de los fármacos no aparecían, lo que conducía a sobremedicar, los códigos de las drogas e incluso de los estudios de laboratorio o radiología no se registraban, las interacciones de medicamentos no se producía, exponiendo a los pacientes a combinaciones tóxicas o neutralizantes de la necesaria actividad de ellos, los resultados de los laboratorios no aparecían o se dificultaba encontrarlos, los comandos para ordenar laboratorios o estudios de imágenes no siempre se consignaban automáticamente y las alertas se eliminaban.

 

Digitalizar los hospitales no es juego.   Es un proceso largo que merece más atención que la promoción de un hospital a través de la adquisición del sistema.  Merece muchas horas de entrenamiento en forma de laboratorio, con pacientes imaginarios y equipos en línea.  Luego ir a la vida diaria del hospital para probarlo.  El tiempo es muy valioso en la relación que establece el médico con el paciente y no puede ocuparse 2 veces el tiempo de una entrevista y un examen minuciosos frente a una computadora del sistema electrónico de cuadrícula. Me atrevo a pensar que esto multiplicará las demandas médicas por negligencia.

 

Si cada hospital sigue optando por no homologar los sistemas, el proceso será más largo y más costoso, incluso se le obtendrá mucho menos beneficio a cada sistema por lo que se haya pagado por él y el costo beneficio será cuestionado mientras el número de errores médicos que se buscaba disminuir, aumentará.  Los pacientes no vinieron a los hospitales a buscar eso. Por ahora, que la sistematización hospitalaria sea para la contabilidad del hospital y mejoremos antes las condiciones de trabajo, la comodidad de los pacientes y la eficiencia, seguridad y actualidad de los servicios diagnósticos y terapéuticos.   24/3/2019

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