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Un estudio retrospectivo con 874,447 chiquillos nacidos en el Sistema de Salud Militar de EEUU, entre 2001 y 2013, sin el diagnóstico de reflujo gastroesofágico (RGE), relaciona el uso de supresores de secreción gástrica con cierto grado de deficiencia en la formación ósea y mayor incidencia de fracturas óseas en edades posteriores, entre esos niños a quienes se les indicó el uso de ellos antes de los 6 meses de edad.

 

Entres estos inhibidores de la secreción gástrica los más importantes son los inhibidores de bomba y los bloqueadores de histamina H-2.

Inhibidores de bomba:

Omeprazol

Lansoprazol

Pantoprazol

Rabeprazol

 

 

 

 

Bloqueadores de histamina H-2:

Ranitidina

Cimetidina

Pantaprazol

Famotidina

Nizatidina

Oxmetidina

 

Este estudio no sugiere que no se usen, pero recalca algo que profeso de siempre:

 

  1. Los niños recién nacidos y lactantes menores suelen “buchear” bastante en el 1er. año de vida (hasta un 65% de ellos), al final del cual se ha resuelto
  2. El reflujo gastroesofágico en el recién nacido es normal, fisiológico
  3. Solamente el reflujo gastroesofágico patológico debe tratarse
  4. La forma patológica se caracteriza por
    1. pobre o no ganancia de peso y hasta pérdida de peso
    2. sintomatología severa
    3. riesgo de aspiración
  5. El llanto incesante y frecuente no es un indicador inefable de RGE y no debe ser indicativo de medicar contra RGE
  6. Los supresores de secreción gástrica no ejercen ninguna función en las formas fisiológicas del RGE y alguna o ninguna en las formas patológicas
  7. El uso de los supresores de secreción ácida ha aumentado considerablemente en niños tanto menores de 1 año como en niños mayores de 1 año, en muchas latitudes y no solamente en los Estados Unidos y a pesar de que el uso de los inhibidores de bombas de protón (IBP) no estaba aprobado por le Oficina de Drogas y Alimentos en los EEUU.

 

                                                                           

 

 

 

Hoy, el esomeprazol y el omeprazol tienen aprobación para usarse a partir del mes de edad pero para el tratamiento de la esofagitis erosiva secundaria al RGE.

 

El estudio reveló que los niños que recibieron los IBP en los primeros 6 meses de vida presentaron 22% más posibilidades de fracturas óseas a la edad media de 5.8 años de haber estado tomando los IBP. Cuando los medicamentos IBP se usaron en combinación con los bloqueadores-H2, el riesgo subió a 31% de más posibilidades de sufrir fracturas. El uso único de los bloqueadores-H2 no mostró riesgo estadísticamente significativo.

 

El estudio también reveló que el riesgo de fracturas óseas está en relación directa con la duración del tratamiento:

 

  • Un mes o menos 19% de riesgo
  • 60d a 150d 23%
  • más de 150d 42%

 

 

En los adultos también se ha asociado el uso de los inhibidores de bombas de protón con fracturas y con otros eventos como muertes más tempranas.

 

Estas son malas noticias y obligan a re evaluar qué hacemos los pediatras para el manejo del niño que “buchea” mucho, sin que cumpla con los requisitos del diagnóstico de reflujo gastroesofágico. Sin embargo, es importante advertir lo difícil que es relacionar causa:efecto, efectos que se observan mucho tiempo después de una acción en particular, por lo que esta asociación en este estudio, altamente sugerida, requiere de comprobación.

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