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         La colección anormal de líquido en el espacio pleural, durante la vida fetal, indica:

 

  • la importancia de conocer su volumen
  • la necesidad de conocer su etiología

 

 

La respuesta a ambos interrogantes prepara al neonatólogo para tomar las medidas apropiadas, antenatales y de reanimación inmediata al nacimiento, con el fin de mejorar el pronóstico de una condición cuya gravedad y morbilidad o mortalidad se presiente desde el momento mismo de su descubrimiento, durante la ultrasonografía fetal.

 

Mediante un ejemplo ficticio pero no infrecuente podemos analizar cuál es la forma de aproximarnos al diagnóstico y al manejo.

 

Embarazo en primigestante, sin aparentes complicaciones, que a las 34 semanas revela en un ultrasonido fetal “de rutina”, una colección anormal de líquido en el espacio pleural del pulmón derecho.

 

Las preguntas pertinentes son múltiples. Algunas de las que no debemos olvidar son las siguientes:

 

  • ¿es la colección pleural unilateral o bilateral?
  • ¿cuán significativa es esa colección?
  • ¿cómo está evolucionando: disminuye o aumenta?
  • ¿hay efusión pericárdica?
  • ¿hay colección anormal de líquido en la cavidad peritoneal?
  • ¿qué tipo de sangre tiene la madre?
  • ¿es su prueba de Coombs indirecta negativa?
  • ¿qué sexo es el del feto?
  • ¿cómo es la contractilidad cardíaca?
  • ¿existe alguna forma de arritmia cardíaca fetal?
  • ¿hay obstrucción de los vasos sanguíneos de salida: la arteria pulmonar y la aorta?
  • ¿hay obstrucción a nivel de las válvulas intracardiacas?
  • ¿es el músculo cardíaco de normal apariencia, estructura y función?
  • ¿se observa alguna masa intratorácica?
  • ¿cómo es el flujo de las venas cavas superior e inferior?
  • ¿hay signos de obstrucción linfática o escape de linfa del ducto torácico?
  • ¿hay signos de malformación adenomatoide quística pulmonar congénita (CCAM)?
  • ¿hay historia de enfermedad infecciosa viral en la madre?

 

 

 

El derrame pleural fetal es un hallazgo patológico y centinela de algún otro problema. Lo primero que debemos descartar es que esta colección no se repite en otras cavidades significativas como lo son la pericárdica y la peritoneal. En esa situación, muy probablemente el feto revela también signos ultrasonográficos de edemas, como en el Hydrops Fetalis.

 

Entre las causas de efusión pleural más frecuentes están las malformaciones congénitas del corazón, las arritmias cardíacas, las infecciones y los tumores cardíacos. Ellas pueden o no presentarse con falla cardíaca concomitantemente. Las infecciones virales que afectan el corazón producen cardiomiopatías que descompensan su función. El cierre intrauterino y prematuro del Ducto Arterioso también precipita falla cardíaca.

 

El Hydrops Fetalis no inmune es otra condición seria de derrame pleural, por su alta mortalidad fetal y neonatal. No podemos olvidar tampoco la posibilidad de un quilotórax, que es la colección de quilo, un material lechoso que se origina en el sistema linfático. Su importancia estriba en el manejo neonatal, que requiere entre otras cosas, de una alimentación a base de triglicéridos de cadena media (aceite MCT) o fórmulas especiales; o, medicamentos parenterales como la Octreotido, una somatostatina sintética, mientras se soluciona la acumulación anormal de quilo en el tórax. En algunas situaciones, la alimentación parenteral es usada para proveer reposo intestinal absoluto.

 

Las malformaciones quísticas del pulmón son una causa seria de derrame pleural fetal y la ruptura del ducto torácico puede ser insignificante o significativa y complicar el manejo neonatal del recién nacido.

 

 

La efusión pleural neonatal también tiene causas adquiridas. Puede ocurrir como resultado de una lesión iatrogénica, por ejemplo, por la colocación inapropiada de un catéter vascular en el corazón; por una infección; por falla cardíaca; o, durante el postoperatorio de una condición, incluso ajena al sistema cardiopulmonar.

 

La cuidadosa realización del ultrasonido fetal obstétrico es de suma relevancia para la evaluación de un producto que presenta derrame pleural y debe acompañarse del ultrasonido cardíaco fetal puntual para determinar si existe o no algún elemento cardiovascular asociado o en la génesis de la efusión. Estas evaluaciones deben continuarse durante el resto del embarazo con una periodicidad prudente, individualizada y variable, que contribuya a tomar una mejor decisión sobre la duración del embarazo y la preparación del neonatólogo, para ofrecer las mejores posibilidades de una sobrevida intacta al bebé por nacer.

 

 

 

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