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El factor que más angustia produce en los padres de un niño con asma bronquial es no conocer ¿hasta cuándo?. Hasta cuando luchará con medicinas, con nebulizaciones, con restricciones en sus actividades físicas y en sus alimentos, en su citas a médicos y terapistas respiratorios. Y hasta cuándo seguirá el chorro de dineros yéndose a otros lugares.

 

El hecho de que el asma sea una enfermedad crónica no significa exclusivamente que necesitará tratamiento crónico. Solo indica que tiene que existir vigilancia y prevención por toda la vida, que sería parte de su propio estilo de vivir. Algunos pacientes requerirán medicamentos de tipo preventivo y tendrán a mano la forma terapéutica para las crisis agudas. Otros tendrán recurrencias frecuentes por razones que van de los estilos de vida que escogieron hasta las secuelas en el aparato respiratorio que puedan haber dejados los ataques de asma complicados con infecciones.

 

Debo enfatizar que tener sibilancias y asma no son sinónimos. La mayor parte de los niños que tienen sibilancias un día, no son asmáticos. Sin embargo, aquellos que recurren con ataques de sibilancias o las presentan a menudo durante su infancia, son muy probablemente asmáticos o tienen sibilancias por su alergias o atopia (atópicos).

 

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La historia natural del asma es muy importante conocerla para conocer pronóstico según los fenotipos y tomar decisiones más asertivas en su manejo.

 

Las diversas formas (un trastorno heterogéneo) como se presenta el asma en los niños dependen de su edad, género, historia familiar y antecedentes que modificarían su presentación y epigénesis (su modificación).

 

Empecemos por decir que el asma bronquial es entre los niños la causa más frecuente de ausentismo escolar y hospitalizaciones durante la niñez. En los primeros años de vida es más prevalente entre los varones y hacia la adolescencia molesta a más niñas, que predominan.   En los EEUU se observa más entre grupos minoritarios de bajos recursos económicos pero esto se relaciona a las condiciones urbanas o ambientales donde viven estos grupos de personas.  

 

Por ejemplo, también se conoce que entre niños de raza negra la prevalencia es el doble que entre los blancos y que las madres negras de esos niños son mucho más jóvenes que las madres blancas de los niños asmáticos. A menor ingreso más asma, a mayor prevalencia de obesidad, más asma, entre niños de bajo al nacer más que entre niños con peso apropiado al nacer. A pesar de corregir por los factores ambientales, la historia de los padres y los factores demográficos, los niños de raza negra tienen 1.6 veces mayor frecuencia del diagnóstico de asma, asisten a cuartos de urgencias 2.5 veces más que los niños blancos por emergencias asmáticas y la mortalidad por asma es 5 veces mayor entre ellos que entre los blancos. Queda en el tapete las claras desventajas de estos niños negros con respecto al acceso a la salud, la exposición al tabaco y el bajo cumplimiento con los consejos y tratamientos médicos. En iguales condiciones sociales y económicas no debe existir diferencia significa por razones étnicas o raciales.

 

Fernando Martínez y su grupo en Tucson, Arizona, ha sido uno de los grandes estudiosos de la evolución o la historia natural del asma durante los primeros 6 años de vida. Estos son algunos de sus hallazgos:

 

  • 51% de los niños nunca presentan sibilancias
  • 20% tienen sibilancias transitoriamente cuando tienen enfermedad respiratoria de las vías bajas (bronquitis) y solo durante los primeros 3 años de vida, luego no las presentan con los procesos infecciosos de las vías respiratorias
  • 15% son sibilantes tardíos, hacia los 6 años de vida y sin historia de sibilancias con infecciones respiratorias del tracto bajo antes de los 3 años de vida
  • 14% son sibilantes persistentes con por lo menos un ataque de sibilancias en los primeros 3 años de vida y con sibilancias todavía a los 6 años de vida.

 

Como corolario, 1/3 de los niños de 3 años de edad o menos, tuvieron sibilancias con infecciones respiratorias del tracto bajo y, casi un 60% de estos niños no volvieron a tener sibilancias después de los 6 años de edad.

 

 

El índice predictivo de asma (IPA) para niños menores de 3 años de edad, que han tenido más de 3 episodios de sibilancias en el año inmediatamente anterior a la evaluación se considera positivo si documenta episodios recurrentes de sibilancias durante los primeros 3 años de edad y uno o dos de los criterios mayores (eczema diagnosticado por un médico y/o historia parental de asma) o dos o tres de los criterios menores (diagnóstico médico de rinitis alérgica, sibilancias sin resfriados o eosinofilia ≥4% en sangre periférica). El IPA positivo riguroso (≥3 episodios de sibilancias por año y uno de los criterios mayores o dos de los criterios menores, antes de los 2 años de edad) se asoció con un 77% de probabilidad de asma activa entre los 6 y 13 años de edad. Un IPA negativo a los 3 años de edad tuvo menos del 3% de probabilidad de sufrir asma activa durantes los años escolares.

 

 

        Índice Predictivo de Asma (IPA)

 

Sibilancias frecuentes tempranas en los primeros 2 años de vida más, por lo menos, UNO de los criterios mayores:

  1. Asma en uno de los padres (parental)
  2. Eczema a la edad de 2-3 años

 

O, al menos DOS de los criterios menores:

  1. Rinitis alérgica a los 2-3 años
  2. Sibilancias sin resfriados
  3. Eosinofilia ≥ 4%

 

 

 

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