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Tiene 17 años de edad y ha encontrado remedios para sus arqueos, náuseas y vómitos cíclicos.  Uno,

 

  1. Bañarse con agua caliente compulsivamente, a cada rato
  2. Introducirse dos dedos hasta la garganta

 

El otro remedio que ha encontrado para hacer de los altibajos de su vida algo más llevadero es el consumo de la marihuana. “Lo hacen todos los de su edad”.

 

Uno de los remedios, el segundo, ha llevado al otro. La marihuana empieza a reconocerse como quizás la primera razón –y quizás la única– del vómito cíclico en adultos jóvenes, una relación conocida desde el 2004 como hiperemesis cannabinoide. Y, una manifestación más de la toxicidad de la marihuana. No importa si su uso es recreacional o es medicinal, la toxicidad y algunos efectos paradójicos de la marihuana se presentarán una y otra vez.

 

La marihuana es la más abusada de las drogas en todo el mundo. Con la legalización de su consumo, como con la aprobación de su uso médico, es de esperarse que este síndrome, raro, deje de serlo; y los médicos lo descubramos, incluso, en pacientes que niegan el consumo de marihuana. Podrá convertirse en la primera señal de que estamos frente a un consuetudinario consumidor o abusador de marihuana.

 

Miras su historia y nunca tuvo vómito cíclico antes de los 14 años. El vómito cíclico suele ser una entidad pediátrica que se inicia alrededor de los 10 años de edad o antes. Hoy, el vómito cíclico en el adulto joven y en el adulto en general es por consumo abusivo de marihuana –hiperemesis cannabinoide– hasta probar lo contrario. O se lo dice el paciente, o se lo descubre o detecta en pruebas de orina. Pero, primero, hay que sospecharlo. No todos los consumidores lo aceptan, e incluso, ellos “no consumen tanto” como los otros, o “no están tan mal”, como los otros.

 

Es muy probable que ya se hayan consumido -además de muchos pitos de marihuana o innumerables “hits”  enormes cantidades de dinero en múltiples exámenes de la sangre; en tomografías de abdomen, de hígado, de cerebro; en endoscopías del tracto digestivo; en biopsias de las mucosas gástrica y esofágica; en consultas a gastroenterólogos y neurólogos. Ya tiene un armamento farmacológico dispuesto para iniciar el manejo agudo: rehidratación por vena, Ondansetron para el vómito, una benzodiazepina o una fenotiazina para controlar el aspecto emocional que acompaña a esta situación, algún potente analgésico y antiespasmódico, consejos sobre cambios de hábitos de vida porque conoce que duerme poco o se estresa mucho con estudios o trabajos, etc., etc. A lo mejor, con los ataques previos le ha puesto en terapia preventiva de migraña, para evitar los rebrotes del vómito cíclico.

 

Nada de eso le funciona. Es un adulto joven o un adolescente en sus primeros años. La profilaxis de migraña no le sirve. Se conforta con baños repetidos de agua caliente –el “baño terapéutico”.  Esto más el uso y abuso crónico de marihuana son los determinantes del síndrome.

 

La hiperemesis cannabinoide no es “migraña abdominal” o “epilepsia abdominal”. No es el síndrome de abstinencia a la marihuana. Tampoco es hiperemesis psicógena, aunque ésta es lo más difícil de distinguir.  Tampoco es el vómito cíclico pediátrico. El vómito cíclico pediátrico se conoció inicialmente como migraña abdominal o epilepsia abdominal y su manejo preventivo es similar al que se indica para las migrañas.

 

No hay que extrañarse que un consumidor crónico y probado de marihuana diga que no consume tanto, que la puede dejar, que “un hit de marihuana” le previene del vómito cíclico, que no es un adicto. Nada de eso es nuevo.

 

Allen y sus colaboradores[1] describieron esta situación en el año 2004 entre 19 consumidores crónicos de marihuana, 80% varones, en Australia. Describieron entonces 9 pacientes, entre las edades de 12 años y 19 años, después de una cuidadosa selección para evitar factores de confusión, que mejoraron cuando dejaron de consumir la marihuana y comprobado con pruebas de orina por drogas. Tres de ellos volvieron a consumir marihuana y los síntomas del vómito cíclico reaparecieron. El baño compulsivo con agua caliente remitía los síntomas.

 

Esta condición toma varios años de consumo de marihuana para manifestarse pero, a partir de entonces, reaparece con sus molestias en poco tiempo de volver a consumir y no importa cuánto tiempo de abstinencia se ha cumplido. Los síntomas se mejoran una semana después de haber dejado de consumir marihuana.

 

Es importante que tanto la población general, como los consumidores y los médicos estemos atentos de los efectos adversos de la marihuana, entre ellos esta novel presentación en los adultos con miedo de vomitar, vómito intratable, cíclico, que mejora con baños de agua caliente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Allen JH, de Moore GM, Heddle R, et al. Cannabinoid hyperemesis: cyclical hyperemesis in association with chronic cannabis abuse. Gut 2004;53:1566-1570

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