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Allen y sus colaboradores[1] describieron esta situación en el año 2004 entre 19 consumidores crónicos de marihuana, 80% varones, en Australia. Describieron entonces 10 pacientes, entre las edades de 12 años y 19 años, después de una cuidadosa selección para evitar factores de confusión, que mejoraron cuando dejaron de consumir la marihuana y comprobado con pruebas de orina por drogas. Tres de ellos volvieron a consumir marihuana y los síntomas del vómito cíclico reaparecieron. Dos volvieron a abstenerse y mejoraron, aquel que no se abstuvo siguió enfermo. El baño compulsivo con agua caliente remitía los síntomas.

 

Estos investigadores notaron que el vómito se podía presentar de forma de pródromo o directamente en el estado de hiperemesis y consideraron el baño compulsivo con agua tibia como el elemento más específico para el diagnóstico diferencial.

 

Cuando náusea severa y vómitos persistentes con dolor abdominal se presenta de forma recurrente y cíclica en un adulto joven o un adulto con prácticas compulsivas por el baño con agua tibia[2], debe sospecharse el recientemente descrito síndrome de hiperemesis canabinoide, o vómito cíclico por consumo de marihuana.

 

El estudio de Allen llamó la atención sobre varios aspectos.

 

  1. El abuso crónico de cannabis fue siempre anterior a la enfermedad prodrómica. Por varios meses y años, antes del inicio de la hiperemesis cíclica, varios de los pacientes presentaron náusea y vómitos en las primeras horas de la mañana en uno o más días de la semana. Incluso, reconocían que algún olor de alimentos o el solo verlos, les producía “miedo de vomitar”. Sin embargo y contrario a los pacientes con bulimia o anorexia, ellos mantenían muy buen apetito. En esa etapa inicial notaron alguna pérdida de peso y el baño compulsivo no existía o era mínimo.
  2. La presentación de la hiperemesis fue variable y estereotipada. El paciente podría vomitar profusamente sin señal de aviso y podría sufrir de náuseas, dolor abdominal tipo cólico, sudoración excesiva y polidipsia (sed excesiva). Los pacientes recurrían a bañarse repetidamente para controlar la emesis y muchos se mantenían en sus casas hasta llegar a estar exhaustos de vomitar o que se les acabara la fuente de agua caliente. El vómito era intratable y refractario a todo el espectro de anti eméticos disponibles. El comportamiento con el baño compulsivo era característicos y lo notaba todo el personal del hospital. Mejoraban 24-48 horas después de la rehidratación intravenosa. Entonces la compulsividad por el baño iba desapareciendo y se les daba de alta en el hospital. Estos pacientes se presentaban al hospital de forma cíclica -en base a semanas o meses- y por muchos años.
  3. La compulsión por el baño no era parte de ningún trastorno psicótico o de tipo obsesivo compulsivo. Interesante, este comportamiento no estaba presenta en el comienzo de la enfermedad en sus primeros episodios, pero más adelante se tornaban compulsivos. Con el baño de agua caliente, los síntomas (náuseas, vómitos, dolor abdominal cólico) cesaban inmediatamente. Esta mejoría era dependiente de la temperatura utilizada para el baño: entre más alta, mejores resultados. Al enfriarse el agua, los síntomas reaparecían. Los pacientes no presentaban ni delirios ni alucinaciones. Al cesar el uso de cannabis, cesaba este comportamiento compulsivo del baño.

 

 

Para Allen y sus colaboradores, es importante reconocer la toxicidad de la marihuana sobre el sistema límbico del cerebro y la observación válida de este fenómeno paradójico indicaría preocupantes efectos sobre la tolerabilidad a la marihuana, a largo plazo.

 

Como lo discutió Allen, los síndromes de vómito cíclico pueden catalogarse en 2 categorías:

 

  1. Asociados a razones físicas, la hiperemesis gravídica, la enfermedad de Addison, la porfiria
  2. Aquellos de origen desconocido, el vómito cíclico pediátrico y el vómito de origen psicógeno, que tiene historia de una tendencia al vómito durante las edades pediátricas

 

El elemento distintivo entre el vómito cíclico pediátrico y el vómito cíclico canabinoide es la edad de presentación.

 

 

Criterios propuestos para el diagnóstico de Hiperemesis Canabinoide, por el grupo de Mithun Pattathan[3], siguen a continuación:

 

Elementos mayores

 

  1. Episodios cíclicos de náuseas y vómitos
  2. Reducción o desaparición de síntomas con la suspensión del consumo de marihuana
  3. Mejoría de los síntomas con tomar baños de agua caliente
  4. Dolor abdominal epigástrico o periumbilical
  5. Historia de uso frecuente, incluso diario, de marihuana

 

Elementos menores

 

  1. Predominio de varones
  2. Edad usualmente por debajo de los 40 años
  3. Laboratorios negativos igual que estudios de imágenes y endoscopías
  4. La pérdida de peso no es importante

 

 

 

Siempre queda la posibilidad de que quien decide no usar más marihuana presente síntomas de abstinencia, para lo cual se recurre al uso de antidepresivos tricíclicos, como la amiptritilina, o ansiolíticos, como el lorazepam.

 

 

 

 

 

[1] Allen JH, de Moore GM, Heddle R, et al. Cannabinoid hyperemesis: cyclical hyperemesis in association with chronic cannabis abuse. Gut 2004;53:1566-1570

[2] Patterson DA, Smith EL, Monahan M, et al: Cannabinoid Hyperemesis and Compulsive Bathing: A Case Series and Paradoxical Pathophysilogical Explanation. J Am Board Fam Med. 2010;23(6):790-793

[3] Pattathan MB, Hejazi RA & McCallum RW: Association of Marijuana Use and Cyclic Vomiting Syndrome. Pharmaceuticals. 2012; 5:719-726

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