La reanimación cardiopulmonar oportuna salva vidas y puede lograrse si los ciudadanos -y no solo personal de salud- se concientiza sobre su utilidad. Las sociedades y las instituciones de medicina debieran facilitar el entrenamiento de todas las personas que así lo solicitaran. El otro elemento que debiera ser obligatorio, como lo es tener extinguidores en locales como escuelas, hoteles, centros comerciales y oficinas, es el desfibrilador externo automático (AED, por sus siglas en inglés).
En reanimación las cosas han cambiado de unos años para acá y cambian constantemente hacia su facilitación y seguridad. Puedo resumir, sin que esto sea el curso reducido, que
Si dispone de un defibrilador externo automático (AED) úselo tan pronto pueda para “jumpear” el corazón de la víctima. Los defibriladores le dan instrucciones audibles y su uso no reviste dificultad. Antes de aplicar los parches (pads) engomados seque bien el pecho donde se van a aplicar. A veces es necesario rasurar –si tiene una afeitadora- en los sitios donde se aplicarán los parches.
Cuando el paciente responde y está respirando por si solo, se le coloca sobre uno de sus lados, con la pierna más a la cual no se apoya el cuerpo, flexionada para evitar que se ruede el cuerpo.
Todo esto es realmente el corolario de una situación insospechada de paro cardíaco en niños o jóvenes que practican algún deporte con riesgos de recibir golpes fuertes y contundentes en el pecho o que son golpeados allí por un golpe directo o un empujón fuerte.
En una situación de trauma al pecho, como la descrita arriba, el corazón se puede parar súbitamente sin que haya enfermedad o condición cardíaca previa. Se conoce como Commmotio cordis (“agitación del corazón”) y no es otra cosa que una fibrilación del corazón, una arritmia fatal si no se dispone de una resucitación inmediata y un defibrilador. La frecuencia con que esto ocurre se desconoce pero cada día se observa más y más. Aproximadamente un 50% de los casos de Commotio cordis ocurren durante la práctica de deportes competitivos donde la posibilidad de recibir un golpe tipo proyectil es importante. Por ejemplo, jugando béisbol, futbol americano o de pie, bola suave y otros deportes que no son de nuestro medio, como el hockey sobre el hielo y el lacrosse.
Cualquier impacto seco e intenso sobre el pecho, como por un puño o un empujón, pueden inducir esta arritmia fatal que se conoce como Commotio cordis. El grupo de edad a mayor riesgo es el de los adolescentes. En la mayoría de los casos el individuo cae abruptamente al piso o al campo por colapso cardiovascular instantáneo. Otros individuos continúan jugando por algunos segundos antes de sufrir la y fibrilación cardíaca y caer.
Para evitar esta situación se trata de proteger el pecho de aquellos jugadores que están a mayor riesgo. Es el caso, por ejemplo, de los receptores en el béisbol. Pero no todos los chalecos protegen bien y se considera que hasta un 25% de quienes sufren Commotio cordis durante actividades deportivas, usaban alguna forma de chaleco al momento del golpe. Se ha tratado de usar bolas de béisbol que no golpeen con tanta contundencia pero esto ha sido bastante difícil.
La mortalidad de esta condición es de 85%. La disponibilidad de personas entrenadas para reanimar y la disposición de dispositivos como los defibriladores, debe disminuir la frecuencia de estas muertes.
Es necesario que padres como profesores y entrenadores conozcan de esta entidad para facilitar medidas y equipos que cumplan con una respuesta rápida y eficaz de resucitación.