La prevalencia de los trastornos del espectro autista ha aumentado a 1:68 niños[1], un aumento significativo en los últimos años. Los varones tienden a ser diagnosticados más frecuentemente que las niñas con 1 de cada 42 comparados con 1 de cada 189 niñas. Esto alimentan las cientos y cientos de hipótesis sobre su origen que tienen que ser afrontadas por la ciencia no por la especulación.
La prevalencia también varía según los grupos raciales y étnicos en los Estados Unidos, donde 30% más de niños blancos no hispánicos se identifican sobre niños negros no hispánicos y 50% más que en niños hispánicos. Estas diferencias sugieren un sesgo social que podría mejorarse con el acceso fácil a todos los servicios de salud pediátrica y de las facilidades diagnósticas que se tienen para investigar esta condición. Sin embargo, la necesidad de practicar el tamizaje a todos los niños no requiere de más énfasis[2]. La diferencia por género favorece orígenes genéticos.
Los síntomas centrales son estos que son esenciales para ratificar o confirmar la sospecha de autismo o del espectro autista:
Así lo describe Patricia O’Brien Towle[3]:
Como bien lo señala O’Brien Towley, la observación de comportamientos relacionados con el espectro autista en los niños muy pequeños se complica:
Es importante recordar siempre que el espectro autista puede aparecer y desarrollarse al lado de otras condiciones genéticas o que producen minusvalías o deficiencias del neurodesarrollo.
Solamente un porcentaje bajo de lo que contribuye a la impresión clínica del espectro autista consiste de síntomas no usuales o francamente autistas.
La mejor forma de superar estas dificultades es conocer y dominar bien el conocimiento de las habilidades que fundan un desarrollo típico de los comportamientos sociales, de comunicación y del juego de los niños en los primeros 2 y 3 años de vida, de tal forma que antes de los 3 años de edad detectemos todos los niveles de severidad del espectro autista para mejor ayudar a estos niños y sus familias.
La Academia Americana de Pediatría[4] ha sido la voz de los niños que no tienen voz, quien habla por ellos, como debemos constituirnos todos los pediatras, no importa cuánta incomprensión o rechazo recibamos, cuánta descalificación dañina o cuánto ensalzamiento, vano y ligero. Dice la Academia:
“Para que el tamizaje sea efectivo –refiriéndose a las pruebas establecidas para detectar signos claves para el diagnóstico de condiciones del espectro autista- por su diseño se debe aplicar a todos los niños, no solamente a aquellos que exhiben síntomas dramáticos o llamativos o solo aquellos que el clínico considera que puede ser beneficiado con el tamizaje.”
No podemos olvidar que el humanismo y la ciencia nos han dado ya herramientas suficientes para considerar a todas las personas dignas de nuestro respeto y amor. La aceptación de los niños y sus familias con esta condición es el camino para una convivencia sana y rica.
[1] AAP News: Autism prevalence now 1 in 68, varies by sex, race/ethnic group. March 27, 2014
[2] Siu AL & the US Preventive Services Task Force (USPSTF): Screening for Autism Spectrum Disorder in Young Children. US preventive Services Task Force Recommendation Statement. JAMA. 2016;315(7):691-696. doi:10.1001/jama.2016.0018
[3] Patricia O’Brien Towle: The Early Identification of Autism Spectrum Disorders. A Visual Guide. Jessica Kingsley Publishers. 116 Pentonville Roado. Londo NI 9JB, UK and 400 Market Street, Suite 400 Philadelphia, PA 19106, USA. 2013
[4] AAP Statement on U.S. Preventive Services Task Force Final Recommendation Statement on Autism Screenig. 2/16/2016