- Ago 11, 2018
- Pedro Vargas
- Bioética, Cultura médica, Derechos Humanos, Identidad de Género, LGBT, Sexualidad
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Así como los riesgos de enfermedades de transmisión sexual y el VIH en los transgéneros no son debidos a su identidad sexual[1], así tampoco son los riesgos de su comportamiento social, laboral, familiar o personal, una relación directa de causa a efecto debido a esa discrepancia entre el sexo biológico y la identidad de género.
Habrá también que recordar que en el año 2013, la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association) removió del DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders-5) el transgénero, con lo que se dejó de considerar ésta, como una enfermedad mental. Sin embargo, no parece esto ser suficiente para destruir los estigmas y las construcciones sociales, que son los que realmente hacen daño y son nocivos al desarrollo de la persona humana, desarrollo que debe ser protegido y favorecido con la estricta observación de las consideraciones que emanan de los organismos de Derechos Humanos.
Un individuo transgénero puede ser un varón biológico que se percibe a si mismo -parcial o completamente- como mujer (transgénero femenino o transgénero hombre a mujer o, THM) y, por tanto, ella se siente incómoda e insatisfecha (disforia de género), en diferente grado, con su cuerpo masculino y con las expectativas de la sociedad, donde se desenvuelve y vive[2]. De igual forma, reconocemos el transgénero masculino (transgénero mujer a hombre o,TMH) quien percibe que su cuerpo de mujer y las expectativas de la sociedad están en contradicción de cómo él se percibe hombre[3].
La población transgénero o trans, mientras exista contra ella estigma y prejuicios sociales como violencia física y sexual, se esconderá de diversas formas y no permitirá conocer a ciencia cierta sus números, pero algunos calculan que está alrededor de 1 en 3,000 para THM, y 1:10,000 para TMH.
Como es fácil colegir, la discriminación contra estos grupos reviste carácter cotidiano. Esto y la falta de claridad en conceptos sobre comportamiento humano y ética, lleva a que sociedades conservadoras y no ilustradas, incrustadas curiosamente en el siglo XXI, persistan en el propósito de perseguir al individuo por su color, por su religión, por su sexo, por su tamaño, por su origen y no por la forma cómo se comporta en sociedad y cómo produce bienestar para ella.
Por eso no es difícil entender –pero puntal para retomar una y otra vez el derecho a la educación integral sobre la sexualidad humana- la noticia del rechazo de un joven trans para que ejerza su profesión como docente en una escuela pública en la provincia de Chiriquí.
Es necesario señalar una y otra vez que, las personas transgénero no son enfermos mentales por ser trans, aunque puedan enfermar de depresión y ansiedad por el agresivo e inhumano rol agresivo y de matoneo o acoso que, significativo número de miembros de la sociedad panameña, ejerce contra ellas. Es necesario señalar una y otra vez que, no se es “un mal modelo” por la identidad de género. El machismo es un mal modelo. El que se ensaña contra su esposa y sus hijos a punta de golpes y asesinatos, es un mal modelo. El que le roba al otro desde una posición de superioridad o privilegio es un mal modelo, no importa se le llame honorable. Para ser pederasta no basta ser ni trans ni sacerdote. La responsabilidad es individual y no de la identidad o la vestimenta. Si esa es la vara para medir, entonces las escuelas de sacerdotes cristianos se quedarían sin maestros ni profesores y, Ud. como yo sabemos perfectamente que esa forma de medir y de juzgar es injusta y de un carácter discriminatorio insolente y detestable.
Rompamos el silencio lo hemos referido en las últimas semanas para que hablemos de salud mental y rasguemos estigmas y prejuicios para vivir. Cabe perfectamente para que hablemos también de educación de la sexualidad, de derechos humanos, de discriminación, de matoneo o acoso (“bullying”). Es darle espacio al que sufre y que sufre porque la sociedad lo acorrala y no le extiende una mano abierta o no le da un abrazo o no lo acepta, como si fuera un paria o peor que un animal. 10/8/2018
[1]Workowski KA, Bola GA: Centers for Disease Control and Prevention. Sexually transmitted diseases treatment guidelines, 2015. MMWR Recomm Rep. 2015; 64:11-137
[2]Hock, RR: Human Sexuality. 4thEd. Pp379-384. Charlyce Jones Owen Publisher. 2016
[3]NOTA:La forma como se percibe la persona es la forma como se le da adjetivo al transgénero.