
- Ene 3, 2017
- Pedro Vargas
- Accidentes, Adolescentes, Envenenamiento
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La muerte, los efectos dañinos agudos y las secuelas, como productos de accidentes –tanto en niños como adultos- se minimizan con la atención pronta y eficaz en el lugar del accidente y luego en un centro higiénico, ya sea una clínica o un hospital; y, se evitan en gran parte, con la implementación de medidas de seguridad, que van desde la advertencia visible de los riesgos hasta la actuación por personal administrativo, en lugares públicos o privados.
Todos hemos visto:
- quemaduras y muerte por choques eléctricos por tomacorrientes descubiertos y siempre al alcance del niño curioso
- niños jugando con equipos eléctricos o mecánicos, ya sean escaleras eléctricas, máquinas de ejercicio o de caminar, que ellos ponen a andar –cuando no es que se dejan o están encendidas- con una destreza y habilidad insospechadas
- intoxicaciones mortales por la ingesta de medicinas y enseres de limpieza, siempre cerca de la mano traviesa y el espíritu explorador del niño
- muerte por inmersión en piscinas privadas o en ríos y playas aún con entrenamiento para nadar
- pérdidas de la visión, audición y tejidos con desfiguración de rostros y extremidades por quemaduras con el uso de “bombitas” y cohetes que se queman y suenan para celebrar y para llorar
- heridas serias dentro del auto porque el padre o la madre van chateando mientras manejan, o porque no le tienen propiamente sentado en sillas especiales para su edad, peso y tamaño
- fatales choques entre autos veloces o postes huyéndole a delirios de campeones de autos de Fórmula
- quemaduras de las manos por el uso de vaporizadores –en lugar de humidificadores- en los cuartos de los niños o por permitirles entrar a la cocina, con los hornos prendidos; o, “jugando” con fósforos
- fracturas del cráneo con o sin pérdida del conocimiento y/o estados de coma por conducir bicicletas y motos sin casco protector
Lo voy a decir prontamente: el problema no es el niño, es el adulto y es la sociedad.
El niño es todo lo que he señalado: curioso, explorador, fácilmente impresionable, vulnerable a caídas y mayor gravedad debido a sus respuestas protectoras aún lentas y pobres, a su desarrollo motor y la integración de sus facultades motrices y cognitivas que no van desarrollándose parejas con su desarrollo corporal, su sistema respiratorio o su sistema músculo esquelético, por ejemplo. El púber y el adolescente es atrevido, no oye consejos, es vulnerable a la influencia de los de su edad, rebelde, quiere aprender por si mismo o “en su propia carne”.
Los padres viven todo el día contando “las proezas” de sus hijos más pequeños y, sin embargo, descuidan reconocer la edad del niño y sus limitaciones, su forma de proceder y, cuando no se van al extremo de exigirle comportamiento de adulto, se sitúan cómodamente en el otro extremo: esperar a que no ocurra nada, mientras él o ella se ocupa de alguna otra cosa, conversar, por ejemplo. Cuando como pediatra hago estas advertencias, gusta a solo pocos: “¿porque eres un alarmista?”, “eso no va a ocurrir”.
La comunidad también mira para otro lado. ¿Dónde está una autoridad policial o administrativa –entrenada- para llamar la atención y hacer cumplir medidas de prevención?
- ¿Prevención? ¿Eso qué es? Eso no es necesario, eso cuesta mucho, eso no me corresponde.
- En los aeropuertos no solo debe haber perros hambrientos de cocaína, o funcionarios con vocabularios soeces y actitudes peores, sino también autoridades que prohíban situaciones de peligros para quienes lo visitan
- En los edificios públicos y privados con aditamentos eléctricos como las escaleras o equipos de gimnasio debe existir vigilancia estrecha y utilizar equipos de baja velocidad e intermitente funcionamiento como señalización clara de dónde se activa o inactiva
- En las piscinas públicas igual que en las privadas deben erigirse cercas de madera que no permitan el paso a niños y menores. Enseñar a nadar tiene su edad y antes, enseñar a respetar el agua. Tampoco saber nadar evita muertes por inmersión
- En las casas no debe existir paso expedito a la cocina ni deben guardarse venenos o enseres de limpieza en frascos o cajas atractivas y con acceso fácil; los tomacorrientes deben estar cubiertos o tapados; las cerraduras de las puertas deben ser altas; para humidificar el ambiente del niño con problemas respiratorios frecuentes, no deben utilizarse vaporizadores sino humidificadores
- La prohibición de producción y venta de “quemadores”, “bombitas”, “cohetes sonadores” debe ser universal y definitiva. Esta es una práctica de un primitivismo alarmante
- El conductor de autos que llevan niños sin la protección apropiada y probada de sillas especiales debe ser severamente multado
- El vendedor de bicicletas y motocicletas que no obliga la compra de casco protector también debe ser aleccionadoramente multado
- Y, finalmente pero no lo último, los padres deben reconocer los peligros que existen en todas partes para la integridad física y emocional de sus hijos, como la necesidad de cumplir con las regulaciones y con los reglamentos en cada lugar donde acecha un accidente